Damasco, 18 dic (SANA) El aghabani damasceno figura entre las artesanías tradicionales más antiguas y emblemáticas de Siria. Esta técnica, que integra la estampación manual con el bordado en seda, da lugar a piezas de alto valor estético y cultural, en las que se conjugan autenticidad, precisión y herencia histórica.
A pesar del avance de los métodos industriales modernos, el aghabani continúa produciéndose mediante procesos íntegramente manuales, fieles a las prácticas transmitidas a lo largo de generaciones.
Etapas de elaboración
El artesano Wassim Dabbaneh, uno de los veteranos dominados de esta profesión desde la década de 1990, explicó a SANA que la confección del aghabani comienza con la selección y preparación de la tela, generalmente de lino o lino 100 % algodón, materiales apreciados por su resistencia y aptitud para el bordado. Posteriormente, la superficie se somete a un proceso de estampación manual mediante moldes de madera tallados con motivos tradicionales, que se repiten de forma precisa para conferir a la pieza su carácter clásico antes de pasar a la fase del bordado.
Tras la impresión, las telas son entregadas a las bordadoras, quienes trabajan con cañas de seda blanca o dorada y con hilos de seda sintética 100 % poliéster, elegidos por su calidad y estabilidad cromática. El bordado se realiza con máquinas de coser manuales, similares a las antiguas Singer, equipadas con bastidores tradicionales en lugar de sistemas de puntada modernos.

Dabbaneh subrayó que este proceso exige un alto grado de destreza, paciencia y precisión, ya que el trabajo se ejecuta por metros y la remuneración se calcula en función del esfuerzo invertido. El valor del aghabani, remarcó, reside esencialmente en el trabajo manual que le otorga su brillo y singularidad característicos.
Color y diseño
Por su parte, el artesano Mohammed Al-Hindi, destacó la importancia del color como elemento definitorio de la identidad del aghabani.
Señaló que los tonos blanco y blanco roto predominan en las telas base, mientras que los hilos en rojo, azul marino y verde oliva aportan contrastes visuales que se adaptan a distintas ocasiones y responden a las preferencias tanto del mercado local como del internacional.
Del bordado al producto final
Una vez concluido el bordado, las piezas se cortan y confeccionan según su uso final. El resultado es una amplia variedad de productos que incluye manteles y caminos de mesa de hasta seis metros de longitud, juegos de mesa, servilletas, manteles individuales, así como prendas y vestidos tradicionales para hombres y mujeres.
Proyección internacional y preservación del legado
Al-Hindi indicó que el aghabani damasceno registra una creciente demanda en los mercados europeos y estadounidenses, impulsada por su valor artístico y su profundo patrimonio cultural. Este interés internacional incentiva a los artesanos a ampliar su producción sin renunciar al estilo tradicional que ha distinguido a la artesanía damascena durante siglos.
Tanto Dabbaneh como Al-Hindi coincidieron en que el respaldo a las artesanas y la formación de nuevas generaciones, especialmente de mujeres, es muy esencial para preservar este oficio. Enfatizaron que el aghabani no es únicamente una labor artesanal, sino una expresión de identidad artística y nacional que refleja la riqueza del patrimonio sirio.
La industria del aghabani en Damasco se remonta a varios siglos y constituye una de las manifestaciones patrimoniales más arraigadas en la identidad cultural de la ciudad. Transmitida de generación en generación, esta artesanía ha logrado mantener su presencia como símbolo artístico e histórico, incluso frente a la expansión de los métodos de producción industrial modernos.
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