Jerusalén ocupada, 24 nov (SANA) El expediente de los prisioneros palestinos en las cárceles de la ocupación israelí atraviesa una etapa de gravedad sin precedentes, a medida que se multiplican los testimonios de prisioneros liberados y de sus familias, junto con lo documentado por organizaciones de derechos humanos sobre violaciones que sobrepasaron todos los límites.
Estos testimonios dibujan un panorama sombrío sobre condiciones humanas extremadamente duras, que incluyen torturas, malos tratos, negligencia médica y agresiones, en un contexto de ausencia total de supervisión internacional efectiva en las prisiones.
Los relatos de los presos liberados confirman que las violaciones ya no son simples prácticas individuales, sino que se han convertido en una política sistemática que abarca tortura física y psicológica, aislamiento prolongado, restricciones de movimiento, hambre forzada, además de graves abusos como descargas eléctricas, violaciones, fotografías forzadas tras desnudarlos e incluso ataques de perros adiestrados.
Las organizaciones palestinas de derechos humanos subrayaron que estos crímenes forman parte de una “acción organizada” destinada a quebrar la voluntad de los prisioneros, y constituyen una extensión de políticas más amplias que los defensores de derechos humanos describen como “genocidio” contra el pueblo palestino, mientras que comisionados de Naciones Unidas pidieron abrir investigaciones internacionales independientes para revelar la verdad.
El presidente del Club del Prisionero, Abdullah Al-Zaghari, señaló que las atrocidades cometidas dentro de las cárceles superaron cualquier imaginación, indicando que 98 prisioneros han muerto desde el inicio de la guerra contra Gaza en octubre de 2023 hasta ahora, como resultado de tortura sistemática, hambre forzada y crímenes médicos.
Por su parte, el asesor de la Comisión de Asuntos de Prisioneros y Liberados, Hassan Abd Rabbo, afirmó que los testimonios revelan un alarmante aumento de los métodos de represión, desde golpizas severas y esposamiento prolongado hasta obligar a los presos a mantener posiciones corporales dolorosas, provocando lesiones graves que en algunos casos requirieron traslado a hospitales.
Advirtió de un deterioro crítico en la salud de los presos debido a la negligencia médica deliberada y la negación de tratamiento.
El expresidente de la Comisión de Asuntos de Prisioneros, Qadura Fares, consideró que lo que ocurre dentro de las cárceles es “horroroso y sin precedentes”, y señaló que la ocupación utiliza la tortura como herramienta política para castigar a la sociedad palestina.
También destacó que los testimonios de las prisioneras causaron un fuerte impacto en la opinión pública al revelar prácticas de humillación y maltrato dirigidas a destruirlas psicológica y humanamente.
Las organizaciones palestinas exigen que la comunidad internacional y las entidades defensoras de derechos humanos actúen con urgencia para presionar a la ocupación, abrir las cárceles a comisiones internacionales de supervisión y documentar los testimonios para utilizarlos como pruebas en foros y tribunales internacionales con el fin de responsabilizar a la ocupación por sus crímenes contra los prisioneros palestinos.
Cabe señalar que el número de prisioneros palestinos en las cárceles de la ocupación israelí alcanzó, a comienzos del pasado mes de abril, más de 9.900 detenidos, entre ellos unos 3.498 en detención administrativa, alrededor de 400 menores y 29 mujeres, mientras que se estima que los detenidos procedentes de Gaza ascienden a miles, incluidos 1.555 prisioneros, aunque esta cifra no incluye a todos los detenidos de Gaza que se encuentran sometidos a desaparición forzada.
rr