Alepo, 7 dic (SANA) Un año después del derrocamiento del depuesto régimen sirio, la eliminación de municiones remanentes de la guerra sigue siendo una de las tareas humanitarias más urgentes para garantizar la seguridad de miles de civiles que regresan a sus hogares tras años de desplazamiento.
Entre ruinas y terrenos devastados, equipos de la Defensa Civil Siria (DCS) mantienen un trabajo constante para retirar bombas y municiones sin detonar, una herencia letal que aún amenaza amplias zonas urbanas y rurales.
Una doble responsabilidad
En el sur de la provincia de Alepo, donde durante años se extendieron líneas de frente, el voluntario Ramadan Hassan Al-Muhammad, miembro del Departamento de Retirada de Restos de Guerra, describe una labor diaria marcada por la presión y el riesgo.
“La alegría por el primer aniversario de la liberación es indescriptible, pero la enorme cantidad de municiones sin explotar dejadas por el depuesto régimen ha duplicado nuestra carga y aumentado nuestra responsabilidad”, explica.
Según indica, los equipos trabajan “a plena capacidad” para asegurar las zonas a las que comienzan a regresar los residentes, con el objetivo de garantizar un retorno seguro para todas las familias.
Historias de humanidad
Pese al peligro, Ramadan reconoce que los momentos de contacto con la población les proporcionan fuerza. “Cuando veo regresar a una familia, hago todo lo posible para garantizar su seguridad. Es un orgullo saber que contribuimos a que vuelvan sanos y salvos”, afirma.
Retos persistentes
El voluntario admite que la labor avanza entre dificultades. La falta de personal especializado y la gran cantidad de artefactos enterrados multiplican los riesgos. “Este trabajo es extremadamente delicado, requiere mucha paciencia y una precisión absoluta”, subraya.
Un llamado a la prudencia
Ramadan lanza un mensaje a los habitantes de las zonas liberadas: “Si alguien encuentra un objeto sospechoso, no debe tocarlo ni acercarse. Lo más importante es informar de inmediato a los equipos de Defensa Civil. Nuestro lema sigue siendo: ‘Quien salva una vida, salva a toda la humanidad’”.
Un año después de la liberación, estos voluntarios continúan su labor silenciosa y esencial, devolviendo gradualmente a estas tierras la posibilidad de convertirse en un hogar seguro para quienes regresan.
fm