Alepo, 28 sep (SANA) En pleno centro de una de las ciudades más antiguas del mundo se erige majestuosa la Ciudadela de Alepo, un monumento de piedra que narra más de cuatro mil años de historia, guerras, culturas y civilizaciones.
Situada sobre una colina artificial de unos 50 metros de altura, esta imponente fortaleza domina el paisaje urbano de Alepo, al norte de Siria, como testigo silencioso de los esplendores y tragedias que han marcado la historia de Oriente Medio.
La historia de la ciudadela se remonta a la Edad del Bronce. Excavaciones arqueológicas revelaron que el montículo sobre el que se asienta fue ocupado desde el tercer milenio antes de nuestra era.
Durante siglos, distintos pueblos, cananeos, hititas, arameos, griegos, romanos, bizantinos, árabes y otomanos, se apropiaron de esta estratégica colina, reconstruyéndola y adaptándola según sus necesidades defensivas y políticas.
Fue durante la época islámica cuando la ciudadela adquirió gran parte de su forma actual. En particular, bajo el dominio de la dinastía zanguí y luego los ayubíes, a los que pertenecía el célebre Saladino, se emprendieron importantes obras de fortificación entre los siglos XII y XIII.
El interior de la ciudadela alberga mezquitas, palacios, baños, un hammam, cisternas y restos de estructuras que testimonian una vida intensa y diversa. La Mezquita de Ibrahim, la Mezquita Ayubí y el Palacio Real son algunos de los espacios más emblemáticos. Además, los sistemas hidráulicos, como los pozos profundos y las cisternas, demuestran la autosuficiencia que caracterizaba a esta ciudad fortificada.
Con el paso de los siglos, la ciudadela resistió invasiones mongolas, terremotos y el desgaste del tiempo. Sin embargo, ninguno de estos eventos fue tan devastador como los daños sufridos durante la guerra que estalló en Siria en 2011.
Entre 2012 y 2016, Alepo se convirtió en uno de los epicentros del conflicto, y la ciudadela, ubicada en la línea de frente entre las fuerzas gubernamentales y los grupos armados de la oposición, resultó severamente afectada.
Actualmente, la Ciudadela de Alepo reabrió al público. Este renacimiento de la ciudadela simboliza más que una victoria sobre la destrucción. Representa la voluntad del pueblo sirio de conservar su identidad cultural, reconstruir su historia y mirar hacia el futuro con dignidad.
Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 1986 como parte del casco antiguo de Alepo, la ciudadela continúa desafiando el paso del tiempo. Como sentinela milenaria, observa desde las alturas el latir de una ciudad que resiste, se renueva y reconstruye sobre los cimientos de su historia milenaria.
La Ciudadela de Alepo, símbolo de resistencia cultural, sigue en pie, recordándole al mundo que donde hay historia viva, hay futuro posible.
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