Damasco, 3 sep (SANA) En el casco antiguo de Damasco, el artesano sirio Bashar Halabi mantiene viva una tradición familiar de más de 150 años: la fabricación del laúd damasceno, un instrumento de cuerdas cuyo sonido sigue siendo emblema de la identidad musical del país.
Halabi no solo hereda el oficio de sus antepasados, sino que también lo perfecciona con una dedicación que trasciende la mera técnica. Cada pieza que fabrica encarna siglos de historia y saberes transmitidos de generación en generación.
“Para mí, el laúd no es solo un instrumento, es parte de mi vida y de mi alma”, afirma Halabi a SANA, mientras trabaja con precisión en su taller, donde las maderas se transforman en sonidos cálidos y profundos.
Tradición, técnica y materiales
El laúd damasceno tradicional se distingue por su molde específico y medidas estandarizadas, características que le confieren un timbre inconfundible y lo convierten en uno de los instrumentos más valorados por músicos árabes e internacionales.
Originalmente, la fabricación recurría a maderas locales, pero la escasez de estas ha obligado a los artesanos a utilizar variedades importadas como el abeto procedente de Europa, seleccionadas cuidadosamente para preservar la calidad acústica del instrumento.

Entre los elementos clave del diseño destaca la qamarah, una pequeña abertura o caña cuya disposición incide directamente en la sonoridad del laúd. “Tener tres qamarahs ofrece mayor potencia en el sonido, mientras que una sola permite obtener un tono más cálido y armónico”, explica Halabi. Cualquier alteración en su ubicación afecta notablemente la calidad del sonido.
Preservar la artesanía frente a los desafíos
Halabi participa con frecuencia en exposiciones nacionales e internacionales, donde no solo presenta sus laúdes, sino que también promueve la continuidad de este arte ancestral. Considera que estos espacios permiten un valioso intercambio con músicos y aficionados, además de sensibilizar al público sobre la importancia de preservar el oficio.
Sin embargo, no oculta las dificultades: “Hoy enfrentamos varios retos, especialmente por la escasez de materiales locales y los altos costos de importar madera de calidad. Esto amenaza la sostenibilidad del trabajo artesanal”, advierte.

En este contexto, destaca como un hito la inclusión del laúd sirio en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, registrada hace un año y medio. Según Halabi, este reconocimiento internacional refuerza el compromiso de los artesanos con la conservación de su legado.
Un legado que busca proyectarse al futuro
Pese a las dificultades, Bashar Halabi continúa su labor con el mismo empeño que sus antecesores. Su trabajo no solo mantiene viva una parte esencial de la cultura siria, sino que también ofrece al mundo un instrumento que trasciende fronteras a través del lenguaje universal de la música.
“Mi esperanza es que las próximas generaciones puedan seguir construyendo y tocando el laúd damasceno. Que no se pierda este sonido que forma parte de nuestra alma como pueblo”, concluye.
fm