Damasco, 25 ago (SANA) Con su grandeza histórica y exquisitos detalles arquitectónicos, el Palacio Al-Azem se erige como uno de los monumentos más emblemáticos del antiguo Damasco. Situado en el corazón de la capital siria, es un testimonio vivo de la arquitectura damascena y del esplendor artístico de la civilización siria.
Construido en 1749 por el gobernador Asaad Pasha Al-Azem, el palacio ocupa más de 5.500 m² y refleja el estilo de las grandes casas damascenas del siglo XVIII, con amplios patios, fuentes y una decoración exquisita.

El palacio se divide en tres secciones principales:
– El Harén: espacio familiar, con baños lujosos y una cúpula perforada para la entrada de luz natural.
– El Selamlek: reservado para recibir invitados, autoridades y comerciantes.
– El Khademlek: destinado al personal de servicio, con cocinas, almacenes y salas auxiliares.
Entre sus elementos más destacados se encuentran los techos ornamentados con madera pintada, caligrafía árabe y motivos vegetales, así como la técnica decorativa en yeso y goma arábiga conocida como ajami.
Los jardines interiores, ricos en árboles frutales, plantas aromáticas y jazmín damasceno, se integran con lagos y fuentes que evocan la armonía entre naturaleza y arquitectura.
Desde 1954, el Palacio Al-Azem funciona como museo de tradiciones populares y artesanía siria, gracias a una restauración integral dirigida por la Dirección General de Antigüedades y Museos. Hoy, sigue siendo un vibrante centro cultural y social, sede de bodas, exposiciones, visitas escolares y actividades patrimoniales.
Las labores de restauración continúan para preservar este icono de Damasco, símbolo de la identidad cultural siria y orgullo de su historia viva.









