Nueva York, 13 sep (SANA) Un reciente informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) revela que, por primera vez en la historia, el número de niños y adolescentes que padecen obesidad en el mundo ha superado al de aquellos que sufren insuficiencia ponderal.
Según las estimaciones, alrededor de 188 millones de menores en edad escolar viven con obesidad, reflejando una preocupante transformación en las tendencias relacionadas con la salud infantil a nivel global.
Los datos recopilados en más de 190 países muestran que la obesidad infantil ya constituye un problema más extendido que la desnutrición por bajo peso, salvo excepciones en regiones como África subsahariana y el sur de Asia, donde todavía prevalece el bajo peso.
El informe destaca que, en los últimos 25 años, el número total de niños con sobrepeso se ha duplicado, pasando de 194 millones en 1990 a 391 millones en 2023. Dentro de esta estadística, una proporción creciente de menores cae directamente en la categoría de obesidad, subrayando un cambio preocupante en los patrones de alimentación y estilos de vida entre la población infantil y adolescente a nivel mundial.
UNICEF señala que el fenómeno de la obesidad infantil revela profundas desigualdades sociales y económicas.
En los países de altos ingresos, son las familias pobres las más afectadas, enfrentándose a restricciones para acceder a alimentos saludables mientras los productos ultraprocesados suelen ser más económicos y accesibles.
Por otro lado, en los países de bajos ingresos, la obesidad se concentra habitualmente entre las personas con mayores recursos económicos. En tanto, en los países de ingresos medios, este problema alcanza a diversos sectores sociales sin distinción.
Un factor determinante en todos los escenarios es el aumento del consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas. Estos productos, ricos en grasas, azúcares y sal, están desplazando progresivamente opciones como frutas, verduras y proteínas en la dieta infantil.
La Directora Ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, subraya que la discusión sobre desnutrición ya no puede enfocarse únicamente en el bajo peso.
“La obesidad se convierte en una preocupación creciente capaz de impactar profundamente en la salud y el desarrollo de los niños”, señala Russell.
“Los alimentos ultraprocesados están reemplazando nutrientes esenciales precisamente cuando una buena nutrición resulta clave para el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y el bienestar emocional de los menores”, añadió.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como una acumulación excesiva o anormal de grasa corporal que representa una forma grave de sobrepeso. Este problema está vinculado a una serie de enfermedades crónicas como resistencia a la insulina, hipertensión arterial, diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer.
UNICEF insta a que los gobiernos y la comunidad internacional adopten políticas destinadas a regular el acceso y la publicidad de alimentos poco saludables. Además, propone reforzar la educación sobre nutrición y garantizar desde la infancia una dieta adecuada como parte de estrategias integrales para mejorar la salud pública.
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