Naciones Unidas, 18 nov (SANA) La vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, advirtió de que la relación entre el hambre y los conflictos se ha convertido en una amenaza estratégica y existencial para la seguridad internacional, e instó a la comunidad internacional a abordar esta crisis con mayor urgencia.
Durante un debate abierto del Consejo de Seguridad sobre inseguridad alimentaria en contextos de conflicto, Mohammed afirmó que la guerra y el hambre son “dos caras de la misma moneda”.
Recordó que, según datos de la ONU, los conflictos armados explican la inseguridad alimentaria aguda en 14 de los 16 puntos críticos del hambre en el mundo. En 2023, el número de personas que sufría hambre aguda ascendió a 295 millones y los casos de hambre catastrófica se duplicaron, hasta 1,9 millones.
La alta funcionaria subrayó que la violencia destruye cultivos, mercados y carreteras, mientras que el hambre alimenta el desplazamiento y debilita los sistemas alimentarios. Señaló que Sudán atraviesa actualmente la mayor crisis de hambre del planeta y que la situación en Gaza continúa siendo crítica, con un escenario de hambruna confirmado desde agosto pasado.
Mohammed denunció además el uso deliberado de la hambruna como arma de guerra, un fenómeno presente, dijo, en Haití, Yemen, el Sahel y la República Democrática del Congo. Criticó asimismo la “paradoja” entre el gasto militar, que alcanzó 21,9 billones de dólares en la última década, y los 93.000 millones anuales que —según la ONU— serían suficientes para erradicar el hambre en 2030.
También alertó de que el cambio climático agrava la inseguridad alimentaria mediante inundaciones y sequías que afectan especialmente a países en conflicto.
La vicesecretaria general pidió actuar en torno a cuatro ejes: garantizar el flujo de ayuda y el respeto al derecho internacional humanitario; reforzar los sistemas alimentarios; integrar la acción climática como base de la seguridad alimentaria; y promover soluciones políticas que pongan fin a los conflictos y permitan reactivar la producción agrícola.
Por su parte, la subsecretaria general de Asuntos Humanitarios, Joyce Msuya, indicó que el más reciente informe sobre puntos críticos del hambre confirma que los conflictos son el principal motor de las crisis alimentarias más graves, e indicó que algunas zonas de Sudán del Sur siguen en riesgo de hambruna.
Msuya explicó que la violencia interrumpe los suministros, encarece los alimentos y destruye los medios de subsistencia. Añadió que la ONU continúa negociando con las partes enfrentadas para garantizar el acceso humanitario y coordinar las operaciones de ayuda, aunque recordó que estas dependen del compromiso de los actores sobre el terreno para proteger a la población civil.