Damasco, 30 sep ( SANA) En cada rincón del mundo, desde los pasillos de las Naciones Unidas hasta las calles de las protestas internacionales, la bandera palestina ondea con fuerza como un emblema poderoso de resistencia y un símbolo indiscutible de la defensa de los derechos del pueblo palestino. Su presencia es un testimonio de una nación que reivindica su derecho a existir, a ejercer la autodeterminación y a lograr la soberanía plena.
Un hito en el reconocimiento internacional
Con motivo del “Día de la Bandera Palestina”, celebrado el 30 de septiembre, varios países han dado pasos significativos en la formalización del reconocimiento del Estado de Palestina. Francia, Reino Unido, Bélgica, Andorra, Malta, Luxemburgo, Mónaco, Australia, Canadá, Portugal y San Marino han ratificado su apoyo al reconocimiento del Estado palestino, respaldando su territorio, su población y las fronteras que marcan su resistencia frente a los intentos de desplazamiento forzado por parte de la ocupación.
Estas resoluciones internacionales se dan a conocer casi dos años después del inicio de la guerra genocida contra la Franja de Gaza, que “Israel” inició el 7 de octubre de 2023. Los informes indicaron que la población de Gaza ha sido objeto de actos de violencia extrema, incluyendo asesinatos y destrucción a gran escala.
Un símbolo de identidad, cultura y lucha
Más que un simple estandarte, la bandera palestina representa la esencia del Estado palestino y se erige como un paraguas protector que aboga por su pueblo y su revolución. Su origen remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando los habitantes de Jerusalén la adoptaron para afirmar sus derechos nacionales inalienables sobre una tierra que se extiende desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo.
El significado de esta bandera va más allá de lo visual. Los colores que la componen son profundamente simbólicos y reflejan la rica tradición cultural de Palestina. Cada uno de sus colores narra la historia de un pueblo con una identidad definida, un territorio por el que lucha y un emblema que lo representa. La bandera es un testamento de derechos fundamentales relacionados con la libertad, la independencia y la soberanía.
Para el Ocupante israelí , la bandera palestina se convierte en un recordatorio incómodo, pues su proyecto colonial se basa precisamente en negar la existencia del pueblo palestino y eliminar los símbolos que afirman su conexión ancestral con la tierra.
El diseño de la bandera: Un relato de sacrificio y esperanza
La bandera palestina tal como la conocemos hoy fue diseñada por Sharif Hussein a principios del siglo XX y consta de tres franjas horizontales simétricas: negra, blanca y verde, con un triángulo rojo equilátero que se extiende desde el asta.
El significado de estos colores, cargados de historia y sacrificio, es el siguiente:
Negro: Representa el luto y la profunda injusticia sufrida por el pueblo palestino.
Blanco: Simboliza la paz deseada y el amor por la humanidad.
Verde: Evoca la fertilidad de la tierra palestina y simboliza la esperanza y la prosperidad.
Rojo: Es el color de la sangre derramada en la lucha, simbolizando el sacrificio, el martirio y la generosidad del pueblo palestino en su defensa por la libertad.
Este diseño fue formalmente adoptado por el Consejo Nacional Palestino el 28 de mayo de 1964, cuando se incluyó en su Carta Nacional, en el artículo 27, que establecía la necesidad de una bandera, un himno y un juramento nacional. La bandera fue consagrada como emblema oficial de la Revolución Palestina en 1965,
El día15 de noviembre de 1988, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) la reconoció como la bandera del Estado de Palestina.

El reconocimiento institucional
En un esfuerzo por consolidar su identidad nacional, el 3 de diciembre de 2005, se emitió el Decreto Presidencial N.º 29, el cual detallaba las especificaciones exactas de la bandera, incluyendo sus dimensiones y los elementos que la componen.
Tras el fin de la guerra de 1967 y la ocupación israelí de Cisjordania, Jerusalén y la Franja de Gaza, el control israelí centró su atención en la erradicación de los símbolos nacionales palestinos, siendo la bandera palestina el principal blanco de esta ofensiva. La exhibición o posesión de este emblema se declaró ilegal en los territorios ocupados, convirtiendo su portación en un acto de valentía, desafío y resistencia frente a la ocupación.
La bandera como acto de valentía en la Primera Intifada
Durante la Primera Intifada (1987-1993), la bandera palestina pasó a convertirse en un símbolo clandestino de resistencia. En un contexto de represión severa, mujeres palestinas comenzaron a coser las banderas de forma secreta, utilizando los escasos recursos disponibles. Estas banderas eran entregadas a jóvenes combatientes, quienes las izaban como señal de protesta contra las fuerzas de ocupación. La bandera no solo representaba un acto de resistencia activa, sino también una forma de comunicación y un código de identificación entre los palestinos.
Por ejemplo, los vehículos con matrícula amarilla que transitaban por los barrios palestinos portaban la bandera en el salpicadero, una señal que permitía a los jóvenes locales identificar a los conductores palestinos, evitando posibles ataques indiscriminados por parte de las fuerzas de ocupación. En los funerales de los mártires palestinos, la bandera sigue siendo un símbolo protector, envolviendo los cuerpos de los muertos en señal de honor y sacrificio.
La bandera como símbolo de unidad nacional
La ocupación israelí ha intentado sistemáticamente destruir los símbolos nacionales palestinos, en particular la bandera, porque su existencia representa una amenaza directa para su proyecto de colonización. La posesión y exhibición de la bandera palestina, a lo largo de la historia, ha sido un desafío constante contra la ocupación y una afirmación de la soberanía nacional palestina.
La bandera palestina, que se ha mantenido como un emblema de unidad, es percibida por el pueblo palestino no solo como un símbolo, sino como un estandarte de su lucha incansable por la autodeterminación. Cada vez que se iza, ya sea en momentos de confrontación directa o en actos cotidianos de resistencia, la bandera se erige como un recordatorio del destino compartido del pueblo palestino, de su lucha por la independencia y la justicia.
Para las fuerzas de ocupación, el simple hecho de que la bandera palestina siga ondeando representa un desafío directo a su agenda de expansión y dominio.
La bandera palestina: un arma de resistencia y persistencia
A pesar de los esfuerzos sistemáticos para suprimirla, la bandera palestina ha demostrado ser un símbolo poderoso y persistente de resistencia. A lo largo de las décadas, ha sido una herramienta de desafío tanto simbólico como práctico, comparable en impacto a la piedra, el fusil, la bomba o el misil. Su mera presencia en cualquier contexto, ya sea en manifestaciones o en lugares de confrontación, es una declaración rotunda de la persistencia de la lucha palestina, una afirmación de que el pueblo palestino continuará luchando por sus derechos y su libertad, sin importar los intentos de borrar su identidad.
No solo es un estandarte de lucha contra la ocupación, sino también un símbolo de la unidad inquebrantable del pueblo palestino. En momentos de oscuridad, cuando la ocupación parece ganar terreno, la bandera sigue siendo un faro de esperanza, unidad y resistencia, recordando al mundo que la causa palestina no está sola y que la lucha por la libertad y la justicia es un derecho inalienable.
Por Watfeh Salloum