Damasco, 11 dic (SANA) Farid al-Mazhan, conocido internacionalmente por su alias “César”, se ha convertido en una de las figuras más emblemáticas de la documentación de abusos cometidos durante la guerra en Siria. Originario de la localidad de Sheikh Miskin, en la gobernación de Deraa, reveló públicamente su identidad el pasado 6 de febrero en una entrevista con la cadena Al Jazeera, poniendo rostro por primera vez al hombre detrás de una de las filtraciones más impactantes de la última década.
Un testigo desde dentro
Al inicio de la guerra siria, Al-Mazhan ejerció como jefe del departamento de pruebas forenses de la policía militar en Damasco. Desde esa posición tuvo acceso directo a un vasto archivo de fotografías y documentos que registraban las muertes de miles de detenidos, muchos de ellos víctimas de tortura y malos tratos en los centros de detención del depuesto régimen.
Consciente del riesgo extremo que implicaba, Al-Mazhan comenzó a sacar clandestinamente este material, acumulando miles de imágenes y expedientes que, años después, se convertirían en piezas esenciales para organismos internacionales, investigadores y organizaciones de derechos humanos.
La filtración que cambió la narrativa internacional
En la entrevista con Al Jazeera, relató en detalle cómo logró burlar la seguridad interna y sacar el material fotográfico durante años sin ser descubierto. La filtración fue difundida globalmente y conmocionó a la opinión pública internacional por la crudeza de las imágenes, consideradas pruebas documentales de crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Sus revelaciones se transformaron en un punto de inflexión para la diplomacia y la política exterior de varios países. Según distintos grupos opositores, las imágenes de “César” impulsaron a Washington a adoptar medidas más severas contra el régimen sirio, aunque las autoridades de Damasco rechazan esta versión y cuestionan la autenticidad y el uso político de estos expedientes.
El origen de la Ley César
En diciembre de 2019, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley César, bautizada en honor a Al-Mazhan y sustentada en las pruebas que él filtró. La ley entró en vigor en junio de 2020 y estableció un régimen de sanciones amplio contra personas, empresas e instituciones vinculadas al antiguo gobierno sirio, al que Washington acusa de cometer violaciones sistemáticas contra la población.
Las medidas buscaban limitar las capacidades financieras del régimen y presionarlo para poner fin a los abusos documentados. Aunque algunas estructuras gubernamentales lograron sortear temporalmente ciertas restricciones, la ley tuvo un impacto profundo en la ya debilitada economía siria, afectando también —y de forma significativa— a la población civil.
Una figura clave en la búsqueda de justicia
Para numerosos activistas y juristas, la labor de Al-Mazhan representa uno de los esfuerzos más valientes y decisivos para documentar la represión del régimen anterior en Siria. Sus archivos han sido utilizados en investigaciones internacionales y han contribuido a iniciativas legales destinadas a exigir rendición de cuentas por los crímenes cometidos durante el conflicto.
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