Damasco, 8 dic (SANA) En los primeros minutos del 8 de diciembre de 2024, las fuerzas revolucionarias irrumpieron en la capital, mientras Bashar al-Assad abandonaba precipitadamente el país rumbo a Moscú.
Su huida marcó el fin de un régimen caracterizado por la represión, así como el cierre de una prolongada etapa del Partido Baaz, en el poder desde 1963.
Fue el primer amanecer en décadas en que los sirios despertaron libres del sistema de partido único y del entramado de seguridad que vigilaba cada gesto y cada palabra. Las calles y plazas se colmaron de ciudadanos que derribaron estatuas y retratos del clan gobernante, símbolos de un poder impuesto por la fuerza.
Las voces se elevaron entre vítores y lágrimas, dando inicio a una nueva era signada por la dignidad, la justicia y la esperanza.
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