Alepo, 4 dic (SANA) Las historias de Ahmed Bastati, Ahmed Ghoul y Yasmine Qataya convergen en un mismo punto: el retorno al hogar después de años de desplazamiento.
La liberación de Siria abrió un nuevo capítulo para estos jóvenes productores, quienes encontraron en su ciudad natal un terreno fértil para reconstruir sus proyectos y dar nueva vida a sus sueños.
Con el inicio de la fase de recuperación y reconstrucción, estos pequeños empresarios depositan grandes expectativas en el papel que desempeñarán en la revitalización de la economía local y en la recuperación del histórico liderazgo industrial de Alepo.

Los años de desplazamiento forzado no lograron extinguir su creatividad; por el contrario, transformaron el sufrimiento en un motor de innovación y trabajo constante. Tras una larga etapa marcada por el lema “Hecho en Turkiye por manos sirias”, hoy cada uno de ellos regresa con la experiencia adquirida en el extranjero para sembrarla en su tierra, con la esperanza de que se traduzca en logros que compensen años de dolor e injusticia.
Yasmine Qataya, artesana especializada en decoración del hogar, afirmó al corresponsal de SANA, que los desafíos que enfrenta desde su regreso no son menores que la nostalgia que la acompañaba.

Subrayó que esa combinación le otorga una determinación aún mayor para producir y confiar en el valor de la creatividad que llega directamente a los consumidores.
Qataya considera que Siria en general, y Alepo en particular, atraviesan una etapa llena de oportunidades en la que cualquier persona con talento puede abrirse camino en el mercado. Invitó a los expatriados a regresar y contribuir a la reconstrucción del país, señalando: “Cada pequeña piedra construye una nación cuando las piedras se unen”.
Por su parte, Ahmad Ghoul, artesano del aluminio, regresó a Alepo y convirtió el sótano de su vivienda dañada en un pequeño taller que asegura el sustento de su familia. Invirtió los ahorros de años de trabajo en el extranjero para reconstruir su edificio en un barrio que fue testigo del asedio y del desplazamiento forzado de sus residentes en 2016 por parte del antiguo régimen. Hoy, las voces de los artesanos vuelven a resonar en calles que un día fueron escenarios de sufrimiento.
Asimismo, el industrial Raed Bastati regresó a Alepo tras diez años de experiencia laboral en Turkiye, describiendo su retorno como “volver a los cimientos”. Puso en marcha las máquinas que trajo del extranjero y comenzó a fabricar bolsos de mujer con equipos avanzados, destacando que trabajar en la tierra natal da un sentido distinto al esfuerzo y la producción.
Las historias de estos tres artesanos reflejan una tendencia creciente en Alepo: el retorno de expatriados motivados por una renovada esperanza de reactivar talleres y fábricas, aprovechar la experiencia acumulada y movilizar recursos para impulsar la producción y el desarrollo económico.
Con cada taller que abre y cada máquina que vuelve a funcionar, Alepo recupera parte del espíritu que durante décadas la distinguió como la capital industrial de Siria.
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