Damasco, 27 nov (SANA) Al amanecer del 27 de noviembre de 2014 se puso en marcha la batalla “Disuadiendo la Agresión”, una operación que, según sus impulsores, marcó una victoria histórica y abrió el camino para la caída del régimen de Assad. Con ello, se hizo realidad un anhelo largamente esperado por el pueblo sirio desde el inicio de su Revolución en marzo de 2011, movimiento por el cual pagaron un alto precio: cerca de un millón de mártires entre víctimas de bombardeos y torturas, además de millones de desplazados y refugiados.
La ofensiva, desarrollada durante doce días, estalló de manera repentina mientras el régimen intensificaba sus ataques contra el norte liberado de Siria. No obstante, los preparativos de la operación habían comenzado años atrás. El presidente Ahmed Al-Shara, comandante de la operación de liberación, explicó que en Idlib se trabajó durante cinco años para unificar facciones e integrar fuerzas bajo un mando común.
Al-Shara afirmó que el régimen contaba con información de inteligencia sobre estos preparativos y movilizó todos sus recursos para afrontarlos. Algunos sectores desaconsejaron el inicio de la ofensiva por temor a que Idlib viviera un escenario similar al de Gaza; pese a ello, el liderazgo decidió continuar bajo el lema “Una victoria sin venganza”.
A lo largo de doce días consecutivos, sostiene el relato, las fuerzas de Assad y las milicias aliadas colapsaron rápidamente, lo que permitió “disuadir la agresión” y cambiar el mapa político y militar del país. Al amanecer del 8 de diciembre, el pueblo sirio proclamó su liberación del régimen y afirmó que, a partir de entonces, su voluntad determinaría el futuro de una nueva Siria.
Alepo: la primera chispa del avance hacia Damasco
La tarde del 27 de noviembre de 2024, Hassan Abdul Ghani, comandante del Comando de Operaciones Militares, anunció el inicio de la operación como respuesta a los continuos ataques contra civiles mediante artillería, misiles y drones suicidas. Subrayó que la batalla no era una elección, sino un deber para proteger a la población.
Las primeras acciones se produjeron en la zona rural del oeste de Alepo. En pocas horas, los combatientes opositores lograron liberar varias aldeas pese a la férrea resistencia de las fuerzas gubernamentales.
Solo un día después, Alepo, capital económica del país, fue declarada libe. El colapso de las fuerzas del régimen y las deserciones masivas estuvieron acompañados de celebraciones populares, lo que envió un mensaje claro a las demás regiones: las fuerzas de “Disuasión de la Agresión” garantizarían la seguridad de todos los residentes sin distinción. Con ello, se disipó el temor que el régimen habría sembrado durante años entre los sirios.
Con Alepo asegurada, las fuerzas se desplegaron con rapidez por todo el norte. Azaz y Mare se convirtieron en centros logísticos clave, mientras que la zona rural de Idlib reorganizó sus estructuras para consolidar un frente unificado. Paralelamente, Manbij, al-Bab y Jarabulus establecieron líneas de suministro estables para sostener el avance.
8 de diciembre: Homs, Damasco y la declaración de liberación
A las 12:00 del mediodía del 8 de diciembre, la ciudad de Homs y su prisión central quedaron bajo control y la seguridad fue restablecida también en Damasco.
Ese día, cientos de miles de sirios salieron a las calles en todas las provincias para celebrar lo que consideraron su liberación del régimen de Bashar Al-Assad. De acuerdo con esta versión, Assad huyó a Moscú acompañado de algunos de sus principales comandantes.
Enarbolando la bandera de la Revolución y coreando consignas de libertad, los manifestantes subrayaron la unidad del pueblo sirio ante la inminente etapa de reconstrucción, considerada tan vital como la propia liberación.
Repercusiones internacionales
Los países árabes, la Unión Europea, Estados Unidos y otros actores internacionales celebraron la victoria del pueblo sirio y reafirmaron su apoyo para avanzar hacia la estabilidad y el desarrollo. Delegaciones diplomáticas comenzaron a llegar a Damasco en los primeros días posteriores, tras un prolongado período de distanciamiento.
La nueva Siria: reconstrucción y cohesión
Tras la caída del régimen, opresor y responsable de la destrucción del país, Siria entró en una fase centrada en la reconstrucción nacional. Las nuevas autoridades emprendieron de inmediato la formación de un ejército nacional, la reorganización de las instituciones públicas y el fortalecimiento de la cohesión social para superar divisiones y sectarismos heredados.
Estos pasos se fundamentan en la voluntad del pueblo sirio y confirman que la batalla para “disuadir la agresión” no representó únicamente el derrocamiento de un régimen, sino el inicio de la recuperación del Estado y la apertura de un nuevo capítulo en la historia del país, escrito por los propios sirios.
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