Homs, 11 oct (SANA) Después de años de desplazamiento forzoso, miles de residentes de la aldea de Al-Bueida Al-Sharquia, en el municipio de Al-Qusair, al sur de la provincia de Homs, comenzaron a regresar a sus hogares.
A pesar de encontrarse con un panorama desolador, marcado por la destrucción casi total de sus viviendas y tierras, regresan con una mezcla de alegría, determinación y una firme esperanza de reconstruir sus vidas.
Una aldea reducida a escombros
Al-Bueida Al-Sharquia, conocida en el pasado por su belleza natural y sus fértiles tierras sembradas de olivos y almendros, fue blanco de una campaña sistemática de destrucción por parte del depuesto régimen, según relatan numerosos residentes que han vuelto a lo que quedó de sus hogares.
Uno de ellos es Aref Satouf, exingeniero de la Autoridad de Recursos Hídricos de Homs, quien huyó al Líbano al estallar la Revolución. Regresó 14 años después y encontró su casa convertida en ruinas.

“Sabía de la destrucción, pero verlo con mis propios ojos fue devastador. Las casas fueron arrasadas por excavadoras después de que los bombardeos aéreos y de artillería no lograran demolerlas por completo”, contó Satouf a SANA.
Satouf colabora actualmente con la Dirección de Asuntos Civiles para llevar a cabo un censo de los desplazados que están regresando. Señala que la mayoría vive ahora en tiendas improvisadas sobre los escombros, en medio de una ausencia total de servicios básicos.
La alegría del regreso, más fuerte que el dolor
La zona oriental de Al-Bueida Al-Sharquia fue especialmente castigada por su cercanía a un complejo militar. Los residentes atribuyen la dureza de la represión a que la mayoría de los habitantes desertaron del ejército y los cuerpos de seguridad del régimen al inicio de la revolución.
Muhammad Radwan, oficial desertor en 2012, regresó recientemente y encontró su casa completamente destruida. Sin embargo, afirma que la alegría de volver eclipsa cualquier tristeza:

“La felicidad de pisar mi tierra de nuevo es más fuerte que cualquier dolor. Esta es nuestra aldea y vamos a reconstruirla, cueste lo que cueste.”
Khaled Bakkar, un maestro que también ha regresado, comenzó a levantar una pequeña habitación entre los restos de su antigua vivienda.
“Reconstruir esta aldea va a requerir esfuerzos colosales e intervención internacional. La cantidad de escombros supera lo que los habitantes, solos, podemos afrontar”, advierte.
Vivir entre ruinas y esperar ayuda
En medio de la devastación, los habitantes se aferran a la esperanza. Rasha Radwan, madre de cinco hijos, vive en una casa parcialmente destruida.
“Estoy feliz de volver, pero no puedo restaurar mi casa por mis propios medios. Necesitamos ayuda urgente”, confiesa.
Um Bilal Al-Hamoud, tras años de desplazamiento en el Líbano, encontró su hogar en ruinas y tuvo que levantar una tienda de campaña inadecuada para resistir el frío. Hace un llamado a las autoridades y organizaciones para que apoyen a las familias retornadas, brindándoles las condiciones mínimas para comenzar de nuevo con dignidad y seguridad.
La situación se agrava para los casos más vulnerables. Amna Radwan, madre de una joven con discapacidad, lleva tres meses viviendo en una tienda sin ingresos.

Fátima Hamoud, con un hijo con discapacidad y un esposo enfermo de cáncer, también sobrevive en condiciones precarias, describiendo su situación como una catástrofe humanitaria.
Una aldea que se niega a morir
A pesar de la devastación, los habitantes de Al-Bueida Al-Sharquia, como muchos otros en las aldeas rurales de Al-Qusair, se aferran a la vida. Su regreso es una muestra de resistencia ante una destrucción sistemática que buscó borrar la existencia de su comunidad.
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