Hama, 6 nov (SANA) Motivada por su pasión por el patrimonio histórico y cultural de su ciudad y por el deseo de preservarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones, la artista Sarah Razouk, originaria de la ciudad de Al-Sukelbieh, en la provincia de Hama, ha convertido una habitación de su vivienda en una galería permanente que exhibe esculturas, herramientas y objetos tradicionales representativos de la vida local.
La exposición, abierta al público, funciona como un espacio comunitario de memoria y creatividad, donde Razouk muestra obras elaboradas por ella misma a lo largo de varias décadas.
Esculturas que narran la vida rural
En declaraciones a SANA, Razouk explicó que su iniciativa nació del “deseo de preservar el patrimonio y el folclore de los habitantes de Al-Sukelbieh”. Con la ayuda de su hijo, quien le proporcionó materiales reciclados como madera, cartón, plástico y láminas metálicas, la artista dio vida a esculturas que retratan la vida cotidiana y las costumbres locales del pasado.
Entre las piezas destacan una maqueta de un vigilante de viñedos y una caja de cuentos en torno a la cual los vecinos solían reunirse para escuchar relatos populares, como la epopeya de Abu Zayd al-Hilali.

Costumbres agrícolas y escolares
La artista también recreó escenas del trabajo agrícola tradicional: vendedores de sillas, campesinos cosechando, trillando trigo y cebada, o esparciendo semillas durante la siembra. Otra maqueta representa a escolares estudiando en sillas de madera, utilizando bolsas de tela para guardar libros y bolígrafos, en recuerdo de los métodos educativos de antaño.
Tradiciones nupciales y memoria viva
Luciendo un pañuelo de seda tradicional que conserva desde 1964, Razouk relató las costumbres nupciales de Al-Sukelbieh, donde el cofre de la dote de la novia es recibido con cantos y danzas folclóricas.

A sus más de ochenta años, Razouk conserva vivos los recuerdos de su infancia y las tradiciones familiares. Desde los ocho años demostró talento para las artesanías, y hoy su museo doméstico, fundado hace más de dos décadas, recibe con frecuencia a visitantes y amantes del patrimonio popular interesados en las raíces culturales y la identidad artesanal de la región.
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