Damasco, 1 oct (SANA) En el centro del histórico zoco de “Sarouja”, justo detrás de la Gran Mezquita y en las fuera de las murallas de la Ciudad Vieja de Damasco, se encuentra uno de los baños públicos (Hammam) más antiguos de la capital siria: Hammam Al-Ward, (Flores en español).
Con más de 800 años de antigüedad, este Hammam es un verdadero ejemplo de la arquitectura oriental y uno de los pocos que aún siguen activos. Fue construido en el siglo VIII d.C. durante la época mameluca por Saif al-Din Barsbay al-Nasiri, bajo el mandato del emir Sarim al-Din Sarouja y durante el gobierno de Tankiz, gobernador de Damasco.
Este Hammam se caracteriza por su diseño tradicional, con salas de temperaturas distintas, cúpulas perforadas que dejan entrar la luz natural y elementos arquitectónicos típicos del arte islámico mameluco. Hoy en día, es el único baño público en funcionamiento en el barrio de Sarouja y atrae tanto a visitantes locales como extranjeros.

Su ubicación y funcionamiento activo reflejan el resurgimiento del Mercado de Sarouja como un centro comercial y turístico, donde la historia y la vida cotidiana siguen conviviendo.
Los Hammams de Damasco: tradición y vida social
Durante siglos, los baños públicos han sido una parte fundamental de la vida diaria en Damasco. Los antiguos damascenos solían repetir el dicho: «Entrar en los baños no es como salir», en referencia al efecto positivo que estas visitas tenían en el cuerpo y el ánimo de las personas.
Más allá del baño, estos lugares eran espacios sociales. Los visitantes se reunían para relajarse, conversar, cantar y disfrutar de un ambiente alegre y comunitario. Era común asistir semanalmente a los baños para el aseo personal, pero también para compartir momentos especiales como bodas, nacimientos o celebraciones familiares.

Esto refleja el cambio en el estado de ánimo y bienestar psicológico que experimentan las personas después de bañarse, relajarse y disfrutar del ambiente acogedor de los baños del barrio.
Además de los servicios básicos como la exfoliación corporal y los masajes, los visitantes pueden compartir momentos agradables con otros, en sesiones animadas con cantos, música, conversaciones y bromas, lo que convierte la visita en una experiencia social y revitalizante.
La tradición de los baños públicos en Damasco se remonta al Califato Omeya, y su arquitectura influenció a muchas otras ciudades árabes e islámicas. Ejemplos como el Hammam Ward y el Hammam Bakri, considerados joyas del patrimonio arquitectónico damasceno.

A pesar de que muchos baños históricos han cerrado con el paso del tiempo, Hammam Al-Ward sigue en pie como un símbolo vivo de la identidad cultural de Damasco. Su preservación no solo protege la historia, sino que también mantiene viva una costumbre ancestral que sigue siendo parte del alma de la ciudad.
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