Damasco, 18 sep (SANA) Tras meses de silencio en los escenarios de la capital siria, el Conjunto Nacional de Música Árabe volvió a presentarse en el Gran Teatro de la Ópera de Damasco, ofreciendo una emotiva velada bajo la batuta del maestro Adnan Fathallah, con un mensaje de amor, paz y humanidad.
Fusión entre tradición y modernidad
La presentación marcó un hito en la reactivación cultural de Siria, al reunir a artistas y público en un espacio que simboliza la resistencia y la esperanza a través del arte.
El programa integró composiciones clásicas del repertorio árabe con elementos contemporáneos, reflejando una síntesis de identidad, historia y renovación musical.
El concierto se abrió con la pieza instrumental “Samai Ajam Ashiran”, obra del virtuoso de Mohammed Abdul Karim, y continuó con una selección de muwashshahat tradicionales, entre ellas piezas de Omar Al-Batsh y Adnan Abu Al-Shamat. También se interpretaron obras icónicas de Farid Al-Atrash y Mohammed Abdel Wahab, leyendas de la música árabe.
Patrimonio sonoro y creación nacional
La velada incluyó piezas instrumentales destacadas como “Longa Hijaz Kar”, del compositor Loanis Wartanian, y “Longa Farhafza”, de Riad Al-Sunbati, junto con una muestra del patrimonio musical sirio. El cierre estuvo a cargo de la obra “Dabke”, compuesta por el propio Fathallah, que despertó una ovación entre los asistentes, quienes colmaron la sala de la ópera.
Un regreso cargado de simbolismo
En declaraciones a SANA, el maestro Adnan Fathallah expresó su emoción por el regreso del conjunto al escenario.
“Este concierto representa el retorno de los músicos tras una ausencia. Nos devuelve la pasión que hemos vivido desde la infancia, pero ahora con un mayor sentido de profesionalismo y compromiso cultural”, dijo.
Destacó que el espectáculo transmite un mensaje universal de amor y unidad, y reafirma la importancia de la música como parte integral de la identidad cultural siria.
Una audiencia entusiasta y la promesa de continuidad
Fathallah subrayó la entusiasta respuesta del público, y señaló que la sala llena evidencia el anhelo de la población por el arte y la música tras años de adversidad.
“Es vital continuar con estos eventos, abrirnos al mundo y compartir nuestras experiencias. La música es un puente cultural que debemos seguir construyendo”, afirmó.
El director concluyó su intervención con un llamado a consolidar la presencia musical en la vida cultural siria, especialmente en un momento en que el país comienza a reabrirse al mundo tras años de aislamiento.
Reactivación cultural desde la Ópera de Damasco
La velada marcó el renacimiento simbólico de la actividad artística en la Ópera Siria, y reafirmó su papel como plataforma de expresión, creación y encuentro. La música, como vehículo de reconstrucción social y cultural, volvió a sonar con fuerza en el corazón de Damasco, llevando un mensaje de esperanza en tiempos de transición.
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