Damasco, 4 sep (SANA) Damasco, la capital siria, se engalana cada año para conmemorar el Mawlid, la festividad islámica que celebra el nacimiento del Profeta Mahoma (la paz y las bendiciones sean con él). La ocasión, que se celebra el 12 de Rabi’ al-Awwal, se convierte en Damasco en una vibrante expresión de fe, cultura y comunidad, trascendiendo lo meramente religioso para convertirse en un evento social de gran magnitud.
La ciudad se transforma con la ocasión, las plazas y calles se visten de luces y adornos, mientras cantantes tradicionales y la gente sencilla animan las celebraciones. La hospitalidad damascena se manifiesta en la distribución de dulces tradicionales, siendo las peladillas (almendras revestidas del azúcar) o “Al-Mulabas” una de las estrellas culinarias de la festividad.
“Huevos de paloma” como lo llaman los sirios, es el más presente en ocasiones sociales y fiestas religiosas, especialmente en esta la celebración bendita.
Las ceremonias del Mawlid en Damasco son un reflejo de la profunda reverencia hacia el Profeta. Los hombres suelen congregarse en las mezquitas para participar en las plegarias y recitales religiosos, mientras que las mujeres celebran en el ámbito familiar, preparando también delicias culinarias como la “mahlaiya”, un postre frío a base de leche adornado con frutos secos. Esta tradición de preparar comidas “blancas” para ocasiones religiosas subraya la importancia de la pureza y la celebración en las festividades, similar a la bienvenida del Año Nuevo islámico con platos tradicionales.
La trascendencia de esta festividad queda patente con la asistencia del jefe de Estado a la celebración principal en la mezquita, lo que ha llevado a que el Mawlid sea declarado día festivo oficial en Siria. Eruditos islámicos participan activamente, no solo como asistentes, sino también en la organización, promoviendo la idea de que el Islam incentiva la alegría y la celebración por el nacimiento del Profeta, considerado una bendición para toda la humanidad.
Los preparativos comienzan días antes, con el bullicioso mercado de Buzuriyah, en el corazón de la Ciudad Vieja, como epicentro de la compra de “Al-Mulabas”.
Al caer la noche, los jóvenes damascenos embellecen las calles con luces y banderas, y las jóvenes preparn “las bolsas de peladillas”, una de las tradición damascena más famosas donde “Al-Mulabas” se envuelve en un celofán, preparándolo para su distribución.
La mañana del Mawlid se despierta con alabanzas religiosas resonando en hogares y comercios, y con la meticulosa limpieza de mezquitas y casas para acoger la gran celebración.
Los comerciantes locales juegan un papel fundamental en la difusión del espíritu del Mawlid , recitando canciones religiosas y distribuyendo gratuitamente paquetes de dulces. Esta iniciativa, nacida de la convicción personal y el arraigo de las costumbres comunitarias, refuerza los valores de generosidad y unidad.
Las ceremonias principales se desarrollan entre las oraciones de Maghrib e Isha, donde grupos especializados interpretan cánticos religiosos y alabanzas al Profeta, acompañados por la tradicional danza Mawlawi. La jornada culmina con la distribución comunitaria de dulces y platos de “mahalaya”.
En Damasco, el Mawlid se distingue por su carácter inclusivo, donde ricos y pobres participan en igualdad de condiciones, compartiendo la misma celebración y ofreciendo dulces accesibles para todos, independientemente de su condición económica. La ciudad se enorgullece de esta festividad, que año tras año reafirma su identidad cultural y su profunda conexión con la fe.
Por Watfeh Salloum
