Damasco, 27 nov (SANA) En pleno centro de Damasco, la capital siria, el mercado de Al-Khaja sigue siendo uno de los rincones más representativos de la tradición damascena.
Conocido por su especialización en artículos de cuero y bolsos, este zoco centenario conserva la esencia de una artesanía que ha acompañado a generaciones de habitantes de la ciudad y que forma parte fundamental de su identidad cultural.
Un zoco con más de un siglo de historia
Las raíces de Al-Khaja se remontan a finales del siglo XIX, cuando fue construido junto a la muralla de la Ciudadela de Damasco, en las inmediaciones del célebre mercado de Al-Hamidiyah.
Su nombre proviene de la familia Al-Khaja, que regentó varias de sus tiendas y contribuyó a consolidar el zoco como un punto de referencia para la compra de bolsos, maletas y productos de cuero elaborados por artesanos locales.
En sus primeros años, el mercado se convirtió en un espacio dinámico y especializado, donde la calidad del trabajo manual sirio atrajo tanto a residentes como a visitantes.
Tras un incendio que afectó a parte de sus tiendas, las autoridades otomanas y los comerciantes colaboraron en la instalación de un techo de hierro y zinc, un gesto que reforzó la importancia del lugar como enclave comercial y artesanal.
Un traslado que preservó la memoria
En 1982, la Gobernación de Damasco decidió retirar el mercado original debido a su cercanía a la muralla histórica. Sin embargo, lejos de desaparecer, Al-Khaja renació en la calle Al-Thawra, donde fue reconstruido y reabierto en 1985. La mudanza no alteró su identidad: el nombre, la especialización y la atmósfera propia del zoco viajaron con sus artesanos, manteniendo así la continuidad de una tradición profundamente arraigada.
Con el paso de los años, el nuevo emplazamiento se convirtió en un punto de encuentro habitual para quienes buscaban productos de cuero hechos con destreza y dedicación. Las vitrinas del mercado, repletas de mochilas escolares, maletas y bolsos clásicos, son un recordatorio vivo del oficio que ha acompañado la historia económica y social de Damasco.
Un espacio cargado de memoria colectiva
Para muchos habitantes de la ciudad, Al-Khaja no es solo un mercado: es un lugar íntimamente ligado a su memoria. Decenas de damascenos recuerdan las visitas infantiles junto a sus padres para elegir una mochila escolar al inicio del año académico, o el ritual de comprar una maleta antes de un viaje importante. Estas experiencias, transmitidas de generación en generación, confieren al mercado un valor emocional que trasciende lo comercial.
Pasear hoy por sus pasillos es recorrer una parte viva de la historia de Damasco. Entre los colores del cuero, el aroma de los talleres y la disposición tradicional de sus tiendas, Al-Khaja conserva una estética que remite a los antiguos zocos orientales, ofreciendo una ventana a la vida cotidiana de la ciudad y a la maestría de sus artesanos.
Un símbolo cultural que permanece
A pesar de los cambios urbanos y del paso del tiempo, el mercado de Al-Khaja sigue presente en la memoria colectiva de los damascenos como un testimonio excepcional de la artesanía local. Su permanencia es reflejo de un saber hacer que ha acompañado a la ciudad durante más de un siglo, y que continúa siendo parte indispensable del patrimonio cultural de Damasco.
Entre tradición e historia, Al-Khaja se mantiene como uno de los lugares que mejor encarnan la identidad de la capital siria: un zoco donde la herencia artesanal sigue viva en cada pieza y donde la cultura damascena encuentra, todavía hoy, un espacio para desplegar su autenticidad.
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