A lo largo de los milenios, este monte ha sido testigo del florecimiento de numerosas civilizaciones, convirtiéndose en un punto de referencia para investigadores, peregrinos y turistas, así como en fuente de inspiración para poetas y escritores.
Damasco, 29 oct (SANA) Al ingresar en Damasco, la mirada del visitante se dirige inevitablemente hacia el Monte Qasioun, el monumento natural e histórico más imponente de la ciudad. A lo largo de los milenios, este monte ha sido testigo del florecimiento de numerosas civilizaciones, convirtiéndose en un punto de referencia para investigadores, peregrinos y turistas, así como en fuente de inspiración para poetas y escritores.
De acuerdo con los estudios históricos, el Monte Qasioun ocupó un papel esencial desde tiempos prehistóricos. Sirvió como refugio para los primeros seres humanos durante el Paleolítico, cuando los cazadores se protegían en sus cuevas. Con el paso del tiempo, y tras el surgimiento de Damasco, sus habitantes adoptaron la agricultura, sentando así las bases de una de las primeras sociedades urbanas de la región, según explicó el arquitecto Muhammad al-Baroudi.

Un monumento religioso en la cima de la montaña
En la cima del Monte Qasioun se alza la Mezquita de los Cuarenta Santos, una joya arquitectónica que refleja el rico legado espiritual y cultural de Damasco. Visible desde distintos puntos de la ciudad, la mezquita fue objeto de importantes restauraciones durante el periodo otomano, aunque sus cimientos son mucho más antiguos.
“El ascenso a la mezquita era antiguamente un viaje arduo”, relató el investigador Al-Baroudi a SANA. “Los visitantes llegaban en carruaje hasta el barrio de Al-Salihiya y desde allí comenzaban el ascenso a pie, por senderos empinados y escalones de piedra”. Aún hoy, el recorrido continúa siendo un desafío: una escalinata de unos 750 escalones, que toma cerca de una hora en completarse y que ofrece, según muchos visitantes, una experiencia espiritual y contemplativa de la ciudad de Damasco.

Historia arquitectónica de la Mezquita de los Cuarenta Santos
El arquitecto Al-Baroudi señaló que los orígenes exactos del santuario siguen siendo inciertos: “No se ha determinado con precisión quién fue su constructor, aunque algunas fuentes mencionan a Abu al-Faraj ibn al-Mu’allim en el año 370 AH. Sin embargo, el análisis de los materiales empleados sugiere la presencia de elementos tanto de los inicios del periodo otomano como del siglo IV de la Hégira”.
Por su parte, el investigador de folclore Muhyiddin Qarnafala destacó las particularidades del sitio: “El santuario ofrece una vista panorámica incomparable de Damasco y se distingue por su tranquilidad. Alejado del bullicio urbano, brinda a los visitantes una atmósfera de paz y serenidad, acentuada por los vientos que soplan en lo alto de la montaña”.
Historias y tesoros arqueológicos en la mezquita
Según Qarnafala, la Mezquita de los Cuarenta Santos alberga un valioso patrimonio histórico y espiritual. Entre sus elementos más emblemáticos se encuentra la Cueva de la Sangre, que la tradición identifica como el lugar donde ocurrió el primer asesinato de la historia, entre los hijos de Adán.

Asimismo, la sala principal de oración contiene los “Cuarenta Nichos de Oración”, atribuidos a cuarenta hombres justos que dedicaron su vida a la devoción en ese lugar. Las inscripciones y decoraciones que adornan sus paredes dan testimonio del esplendor del arte islámico y de la pericia artesanal de distintas épocas.
Un legado histórico que debe preservarse
El Monte Qasioun y la Mezquita de los Cuarenta Santos ocupan un lugar central en la identidad histórica y espiritual de Damasco, considerada una de las ciudades habitadas de forma continua más antiguas del mundo. Su valor histórico y religioso los convierte en patrimonios que merecen ser preservados y protegidos, no solo como destinos turísticos, sino también como testimonio vivo de la memoria cultural y espiritual de Siria.




