Tartús, 10 oct (SANA) Enclavada en las montañas del oeste sirio, a unos 40 kilómetros al norte de Tartús, la localidad de Mashta Al-Hilou emerge como un remanso de serenidad natural, arquitectura tradicional y hospitalidad inquebrantable, en medio de un país que lucha por reconstruirse tras años de conflicto.
Su nombre, que en árabe puede traducirse como “la meseta hermosa”, no es una exageración poética. Mashta Al-Hilou se extiende a lo largo de colinas cubiertas de pinos, robles y cipreses, cuya brisa fresca y olor a resina se funden con el murmullo de pequeños manantiales y la calidez del sol mediterráneo.
A una altitud de más de 700 metros sobre el nivel del mar, este pintoresco pueblo es uno de los destinos más codiciados por los sirios durante los meses estivales, cuando las temperaturas en las llanuras se tornan abrasadoras.
Un destino de armonía entre naturaleza y cultura
Con sus casas de piedra gris y tejados rojos, la arquitectura de Mashta Al-Hilou mantiene la estética rural de las montañas sirias. Pequeñas iglesias, conventos y capillas ortodoxas puntean el paisaje, como la histórica iglesia de San Jorge, construida en el siglo XIX, que sigue siendo centro espiritual y cultural de la zona.
El entorno natural, fértil y generoso, ha permitido a los habitantes cultivar una rica variedad de frutas y hierbas, mientras la cocina local deleita a los visitantes con platos tradicionales elaborados con ingredientes frescos: aceitunas, queso labneh, pan saj, tomates dulces y uvas cultivadas en terrazas milenarias.
Turismo interno y retorno paulatino
Mashta Al-Hilou es una referencia del turismo interno en Siria, acogiendo tanto a visitantes árabes como europeos que buscaban descanso, excursiones y una conexión más íntima con la cultura siria. Hoteles familiares, pensiones de montaña y cafés tradicionales daban vida a sus empinadas calles.
Aunque la guerra provocó un brusco descenso del turismo, la localidad se mantuvo en relativa calma y, en los últimos años, ha comenzado a recibir nuevamente a turistas nacionales y a expatriados que regresan para reencontrarse con sus raíces. Sus paisajes intactos, su atmósfera segura y su gente hospitalaria han convertido a Mashta Al-Hilou en símbolo de resiliencia.
Símbolo de una Siria que renace
La belleza de Mashta Al-Hilou no reside únicamente en su paisaje, sino en su capacidad de conjugar naturaleza, identidad y esperanza. En palabras de uno de sus habitantes: “Aquí la montaña no solo nos protege, también nos recuerda que Siria sigue siendo tierra de paz, siembra y renacimiento”.
Mientras los vientos de reconstrucción soplan sobre el país, Mashta Al-Hilou permanece como testimonio vivo de lo que Siria tiene para ofrecer: no solo su historia milenaria y su riqueza cultural, sino también la promesa de un futuro en armonía con su tierra.


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