Damasco, 29 sep (SANA) En medio de las aguas azules del mar Mediterráneo, frente a la costa siria de Tartús, se alza Arwad, una isla cargada de historia, cultura y resistencia. Con apenas unos cientos de metros de extensión y una población que no supera los 6.000 habitantes, Arwad es la única isla habitada de Siria y una de las más antiguas del Levante.
Una historia que se remonta a la antigüedad
Conocida en la antigüedad como Arados, la isla fue originalmente un asentamiento fenicio que, desde el segundo milenio a.C., se convirtió en un importante centro marítimo y comercial. Su estratégica ubicación permitió a sus habitantes dominar rutas navales, construir astilleros y establecer contactos con otras civilizaciones del Mediterráneo, como los griegos, los egipcios y los chipriotas.
A lo largo de los siglos, Arwad cayó bajo sucesivos dominios: asirios, persas, griegos, romanos, bizantinos, árabes y otomanos. Cada uno dejó su huella en la arquitectura, las tradiciones y la estructura urbana de la isla.
Durante la época de las Cruzadas, Arwad fue uno de los últimos bastiones de los cruzados antes de ser recuperada por los mamelucos en 1302. Desde entonces, su papel militar fue cediendo ante su valor cultural y simbólico como parte del patrimonio sirio.
Una comunidad viva y resiliente
En la actualidad, Arwad sigue siendo un lugar habitado, donde la vida transcurre entre estrechas calles empedradas, casas de piedra, mezquitas antiguas y pequeños puertos pesqueros. La pesca continúa siendo la principal actividad económica, junto con el turismo local, impulsado por visitantes que llegan desde Tartús en embarcaciones tradicionales.
A pesar de las dificultades económicas derivadas de la guerra y el bloqueo que ha afectado a Siria en la última década, la comunidad de Arwad ha mantenido su modo de vida, preservando tradiciones ancestrales y un fuerte sentido de identidad.
Patrimonio en peligro y esperanza de preservación
Expertos en arqueología han señalado que la isla alberga restos de murallas fenicias, templos grecorromanos y estructuras medievales, muchas de las cuales requieren una intervención urgente para su conservación. Arwad forma parte del patrimonio cultural que Siria ha pedido preservar frente a los daños ocasionados por los conflictos y el cambio climático.
La isla también ha sido propuesta en varias ocasiones para ser incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, aunque aún no ha sido oficialmente inscrita.
Un símbolo de la memoria mediterránea
Arwad no solo es un punto geográfico, sino un símbolo vivo de la historia compartida entre Oriente y Occidente, entre las culturas que se encontraron y confluyeron en las aguas del Mediterráneo. Su legado fenicio, islámico y medieval la convierte en un testimonio excepcional de la riqueza cultural siria.
A medida que Siria avanza hacia la reconstrucción y la recuperación de su patrimonio, Arwad se perfila como un espacio clave para preservar la memoria histórica y fortalecer los lazos culturales entre las generaciones actuales y sus raíces milenarias.
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