La crisis actual entre Rusia y Occidente difiere mucho de la época de la Guerra Fría, ya que incluso en sus momentos más peligrosos, los países se atenían a un “cierto reconocimiento de la legitimidad del otro bando”, pero actualmente esto no funciona…
Damasco, 28 jun (SANA) La crisis actual entre Rusia y Occidente difiere mucho de la época de la Guerra Fría, ya que incluso en sus momentos más peligrosos, los países se atenían a un “cierto reconocimiento de la legitimidad del otro bando”, pero actualmente esto no funciona, afirma Fiódor Lukiánov, editor en jefe de la revista Russia in Global Affairs, presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa y director científico del Club Internacional de Debates Valdái. En una reciente entrevista, el politólogo ruso analizó en qué se diferencian las relaciones actuales entre Rusia y Occidente del periodo de la Guerra Fría y por qué la idea de que Rusia puede integrarse en la comunidad occidental fracasó.
Relaciones actuales entre Rusia y Occidente
Lukiánov indicó dos líneas de relaciones entre Moscú y Occidente: Rusia y Europa y Rusia y EE.UU. A su juicio, un factor agravante para las relaciones actuales con Europa y su aguda reacción a la operación militar en Ucrania fue su estrecha conexión con Rusia en diversos ámbitos, así como la presencia de “amortiguadores tradicionales” que ahora no funcionan. Mientras tanto, el politólogo califica las relaciones entre Moscú y Washington de “muy antagónicas”, ya que, desde el punto de vista de Rusia, EE.UU. “se arrogó injustamente el derecho a gobernar y moldear el mundo”. Añadió que EE.UU., por su parte, considera que Rusia “no tiene ni el derecho legal ni moral de insistir en lo que insiste y de cambiar la estructura de las relaciones tras la Guerra Fría”.
“En algunos aspectos [las relaciones] se parecen a la Guerra Fría de la segunda mitad del siglo XX, y en otros no. Quizás sea un periodo de agudo rechazo mutuo en el que no solo hay falta de confianza, sino también de respeto mutuo entre las partes. La Guerra Fría, incluso en sus momentos más peligrosos, se basaba en un cierto reconocimiento de la legitimidad del otro bando. Ahora no es así”, explicó, concluyendo que las relaciones entre Rusia y Occidente actualmente son inexistentes.
Integración en la comunidad occidental y línea de actuación equivocada
De acuerdo con el experto, las relaciones con Occidente de los últimos 30 años han sido únicas en la historia de Rusia, por eso actualmente existe una terrible aversión mutua. Sostiene que Rusia “estaba dispuesta a integrarse institucionalmente en el sistema occidental, sobre todo en la primera etapa […] Y Putin, al menos durante la mitad de su mandato, asumió que dicha integración, aunque con ciertas condiciones, era posible”.
Sin embargo, el intento de integración “desempeñó un papel negativo, porque como resultado ambas partes quedaron profundamente decepcionadas”: Occidente cree que Rusia fue inconsistente, mientras que Moscú cree que cuando se esforzó sinceramente en cooperar se le dio a entender que no podía ser una parte de este mundo en igualdad de condiciones, sino que debía ser una parte subordinada.
Según Lukiánov, Occidente eligió una línea de actuación equivocada con respecto a Moscú, ya que apenas se esforzó por integrar a Rusia, e incluso cuando lo hizo, no creyó que el país tuviera derecho a imponer condiciones. “Occidente nunca tuvo una visión sobre dónde podría encajar Rusia. Tampoco la teníamos; existía la idea de una especie de hogar europeo común, pero era una utopía. Sin embargo, nadie tenía una percepción clara de lo que significaba en la práctica la integración de Rusia en el ‘Gran Occidente’. Probablemente porque realmente no es posible”, dijo.
“Colisión de visiones del mundo que no admite un compromiso”
También asegura que Rusia y Occidente tienen una “colisión de visiones del mundo que no admite un compromiso”. Afirma que a pesar de que en los últimos años Occidente ha intentado devaluar el papel de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial, “hasta hace poco teníamos, aunque fuera nominalmente, una victoria común”. “La victoria común sobre el nazismo fue un compromiso bastante único: hubo un mal que derrotamos juntos a pesar de todas nuestras diferencias. Y ahora, en general, está desapareciendo”, dijo.
Sostiene que el problema consiste en que Occidente cree que esta victoria común ya no existe, ya que desde su punto de vista “Rusia renunció a aquello por lo que lucharon y se actuó como lo hicieron aquellos contra los que lucharon”, y Moscú, por supuesto, considera lo contrario.
Estructura de acuerdos inviable o inevitabilidad del conflicto
Además, Lukiánov indica que el conflicto en territorio ucraniano era inevitable desde el 2014, cuando se produjo un “punto de inflexión definitivo e irreversible” en las relaciones con Occidente, y que los acuerdos de Minsk era una “estructura de acuerdos bastante artificial y elegante, pero inviable”.
A su juicio, Rusia realmente deseaba la aplicación de esos acuerdos, en particular, para que Donbass fuera una parte de Ucrania con un estatus especial que podría servir como una zona de amortiguación para proteger los intereses de Rusia de un desarrollo geopolítico desfavorable. Por su parte, Ucrania consideraba que, si lo aceptaba, sería una amenaza para la existencia del propio Estado ucraniano, ya que en este caso si las autoridades concedían tales derechos a una parte del país, otras también decidirían que podían hacer lo mismo.
Este mecanismo sí podría haber entrado en marcha si se hubiera ejercido “una fuerte presión externa” sobre Kiev, un papel que se suponía que desempeñarían los países de Occidente. Sin embargo, prefirieron no hacerlo para no aplicar un “esquema favorable” a Rusia, opina Lukiánov.
Inicio de un periodo de transformación mundial
El politólogo afirma que a pesar de que la operación militar en Ucrania es un resultado de esta confrontación, su finalización no significará el fin del enfrentamiento. “No hay razón para esperar que dentro de 6 meses resolvamos este asunto. Pero incluso cuando de alguna manera llegue a su fin, no significará que se acabe el conflicto con Occidente. Por el contrario, será un factor de consolidación para una mayor confrontación”, declaró.
Finalmente, Lukiánov cree que el mundo “ha entrado en un periodo de transformación y cambio fundamental, que afectará a todo”. Según sostiene, las contradicciones entre Rusia y Occidente son un elemento importante, pero no el único. “Las tendencias que estamos viendo en el sistema internacional no permiten un equilibrio. En los próximos años, quizá décadas, el nerviosismo y la fiebre continuarán. Rusia y Occidente son parte de todo esto, y no podrán construir relaciones de forma separada”, concluyó.
Fuente: RT