Moscú, 4 mar (SANA) Occidente está jugando al póker geopolítico con la vida de millones de ucranianos. Un perverso juego en el que cuantos más ucranianos fallezcan, mayores serán los éxitos geopolíticos de Occidente. Es más, en estos momentos, la única carta de Occidente en esta partida geopolítica, salvo giro inesperado, es la muerte de los ucranianos. Y cuanto más perezcan, mejor. Basta con analizar someramente las posibilidades para el fin de la confrontación para corroborarlo y lo que sucederá en cuanto el tiempo avance.
Los muertos benefician a Occidente
Antes de comenzar con el análisis, hay que reseñar dos cuestiones. En primer lugar, Rusia ha tenido un comportamiento cuidadoso en extremo con los habitantes de Ucrania, aun cuando se hayan podido producir errores. Baste señalar que, incluso, avisa por anticipado de sus objetivos para evitar bajas civiles, lo que, evidentemente, es cuanto menos inusual.
Ello se debe a que, al contrario que Occidente, un país al que cuanto mayor sea el número de muertos ucranianos, mayores serán sus réditos geopolíticos, en el caso de Rusia sucede lo contrario: cada ucraniano fallecido supone una merma considerable, no solo a nivel geopolítico, sino también a nivel político. Incluso sentimental. Y es que cada ucraniano fallecido, especialmente civil, no solo supone munición mediática para el Occidente, sino que también causa una merma interna para Rusia, pues no olvidemos que muchos rusos sienten que los ucranianos en su totalidad, no solo los ocho millones de ucranianos de origen ruso, forman parte de su propio pueblo. O, cuanto menos, tienen unos lazos sentimentales tejidos por siglos de convivencia histórica.
Occidente ha abandonado militarmente a Ucrania
En segundo lugar, salvo viraje muy improbable, Occidente no va a participar directamente de la confrontación con Ucrania y lo único que están haciendo a nivel militar es armarlos hasta los dientes, incluyendo a civiles y personas sin experiencia previa alguna. Una opción que, dada la superioridad rusa, a lo único que conduce es a aumentar el número de ucranianos muertos. No obstante, los civiles armados no solo no cambian por sí mismos el escenario actual a medio o largo plazo.
Sin embargo, esto no es problema para Occidente, pues, a más muertos, más botín occidental. ¿Acaso existe algún analista serio que espere que los ucranianos resistan ante tanta superioridad? Y de hacerlo, ¿cuál será el precio en vidas humanas?
Para desgracia de los ucranianos, a más muertos, mayor beneficio occidental. Por ello, Occidente jalea. Lo hace, no tanto con la creencia de que los ucranianos conseguirán resistir o vencer, lo que, en estos momentos, se antoja una quimera, sino para que cada día haya más muertos.
Porque, seamos honestos, sin una intervención militar directa de Occidente –y ya se intuye la forma en la que puede terminar para todos–, las posibilidades reales de Ucrania son, salvo milagro histórico, casi inexistentes. Tan improbables que tan solo pueden aspirar a retrasar lo inevitable.
Por lo tanto, de no mediar intervención militar de Occidente a riesgo de apocalipsis nuclear, hay:
Tres finales posibles: victoria total de Rusia, fin de la confrontación en una negociación o estancamiento temporal del conflicto.
Un final improbable: abandono de Rusia.
Un final absurdo: victoria total de Ucrania.
Pero, como ya he comentado, para desgracia de los ucranianos, a más muertos, mayor beneficio occidental. Por ello, Occidente jalea. Lo hace, no tanto con la creencia de que los ucranianos conseguirán resistir o vencer, lo que, en estos momentos, se antoja una quimera, sino para que cada día haya más muertos. Sin embargo, a más muertos, más tiempo y, si la tendencia no se invierte, más espacio ganado por Rusia. Y a más espacio ganado por Rusia, menores opciones para Ucrania en una negociación.
Escenario 1: victoria total de Rusia
La victoria rusa total no está tan lejos como muchos pudieran pensar, pues el avance ruso es lento, pero constante. Mayor en el sur que en el resto de Ucrania, pero a medida que vayan cayendo frentes y las tropas rusas se vayan uniendo, el cerco aumentará y la presión militar crecerá de forma exponencial. En unos días puede haber un colapso ucraniano, puede que incluso antes. Por lo tanto, es probable que los ucranianos estén perdiendo un tiempo valioso. Quizás, solo les queden unos días para negociar.
No olvidemos que, en el caso de victoria rusa total, Ucrania no tendrá ninguna carta con la que negociar y solo podrá admitir lo que Rusia decida.
Escenario 2: negociación
Esta es la segunda salida posible a la confrontación en Ucrania, un acuerdo. Una salida para la que, de nuevo, el tiempo corre en contra de Ucrania y a favor de Occidente. Cuanto más tiempo pase, al menos si no hay intervención militar occidental, mayor terreno perderá Ucrania y, por tanto, peores serán sus opciones de negociación. Sin embargo, como en el anterior escenario, cuanto más dure la confrontación, mayores serán las bajas, tanto militares como civiles, y, por tanto, mayores serán las posibilidades occidentales de usarlas contra Rusia.
Escenario 3: estancamiento temporal del conflicto
En estos momentos, Rusia ya está cerca de controlar todo el sur y el este de Ucrania, su principal objetivo antes de comenzar la confrontación. Por lo que, otro escenario que podría producirse sería el alargamiento del conflicto, ya sea este estancamiento en la situación actual o en escenarios en los que Rusia controle mayor territorio todavía –pues plantear en la situación actual que Ucrania pueda recuperar terreno, no parece muy razonable–. En este contexto, se podrían producir movimientos militares de ambos, avances y retrocesos, si se produjera una improbable situación de equilibrio militar; o, sencillamente, se produciría un estancamiento con dominio ruso –lo que podría ocurrir por múltiples factores–.
Lo peor de todo es el olvido en el que, más pronto que tarde, los ucranianos caerán. Pues, aunque ahora la atención mediática sobre ellos es enorme, la experiencia nos recuerda que, poco a poco, el conflicto generará menor interés hasta que, un día, más cercano de lo que muchos piensan, lo que acontece en Ucrania se convertirá en un reporte de escasa relevancia.
Sin ninguna duda, esta situación sería la más beneficiosa para Occidente: Rusia viviría un ‘Afganistán’ en su frontera, casi en el corazón de su país. Un conflicto sin final cercano que provocaría años y años de desgaste militar, económico, político y geopolítico y costaría la vida de miles y miles de ucranianos y rusos, quizás cientos de miles.
Escenario 4: victoria total de Ucrania
Considerando las circunstancias actuales, y salvo intervención occidental, la victoria total de Ucrania se trata de una quimera. Pero, de producirse, es decir, de conseguir Ucrania revertir la situación, ¿cuántas vidas serían necesarias? Y, de nuevo: a más muertos, mayor beneficio occidental.
Escenario 5: abandono de Rusia
Que Rusia abandonase Ucrania sin negociación, sin más, es otro escenario que podría producirse, aunque se trata, a la luz de la información actual, muy improbable. En principio, solo sería posible en el caso de una combinación de factores que no parece factible que confluyan, aunque no es descartable por completo. Podría ser un abandono súbito, por algún tipo de colapso interno, o un abandono después de semanas, meses o años de confrontación, ya fuera por un colapso, un cambio de gobierno o una decisión geopolítica tras un estancamiento del conflicto. A corto plazo, podría deberse a la presión internacional, a las medidas económicas o una quiebra interna. O quizás una combinación de todos estos factores e, incluso, algunos más.
Más pronto que tarde, los ucranianos dejarán de importar
Ocurra lo que ocurra, el perverso juego geopolítico de Occidente no es ni mucho menos lo peor de la dramática situación. Lo peor de todo es el olvido en el que, más pronto que tarde, los ucranianos caerán. Pues, aunque ahora la atención mediática sobre ellos es enorme, la experiencia nos recuerda que, poco a poco, el conflicto generará menor interés hasta que, un día, más cercano de lo que muchos piensan, lo que acontece en Ucrania se convertirá en un reporte de escasa relevancia. Sus minutos irán, poco a poco, disminuyendo en la escaleta de los telediarios, y estos serán más marginales, y cada vez ocuparán menos espacio en los medios de comunicación, siempre ávidos de nuevas y más excitantes noticias con las que entretener al insaciable público occidental.
Así pues, Occidente olvidará a los ucranianos, como olvidó a los iraquíes y a los afganos, y a los sirios y a los libios. Como a los pocos días de la fotografía de Aylan, ya no recordaba a los refugiados, que después fueron vendidos a Turquía en la mayor transacción de personas de la historia sin que casi nadie se acordara de ellos. Como las afganas son historia hace mucho, tras ser portada tras la bochornosa caída de Afganistán hace solo unos meses. Portada que fueron, precisamente, para desviar la atención del ridículo de Occidente. Como hoy Occidente no solo no recuerda la libertad de expresión, sino que, incluso, clausuran medios de comunicación, cuando hace no tanto tiempo, millones salían a la calle para decir que Occidente era sinónimo de libertad. Recuerdan, aquello fue tras el ataque a Charlie Hebdo…
Entonces sucederá que los ucranianos seguirán muriendo, o no, como murieron durante ocho años los ucranianos del Donbass, o como mueren hoy los palestinos, o los subsaharianos o los yemeníes. O tantos otros. Pero ya poco importarán, bien porque habrá otros muriendo en otro sitio o porque la Champions League se estará acercando a sus rondas finales. Y, para esto, aunque muchos ni lo imaginen, no queda tanto. Solo hace falta recordar. Pero, para ello, hace falta memoria.
Y para entonces, si Rusia ha obtenido una victoria total o parcial, dará igual, porque Occidente y Rusia tendrán que volver a relacionarse, pues lo contrario sería un ‘Muro de Berlín’ en pleno siglo XXI. Y, aunque así fuera, ese muro, antes o después caería. Y para entonces, para cuando Occidente quiera restablecer sus relaciones con Rusia, Ucrania, la tan jaleada Ucrania, solo será una gran molestia para Occidente. O quizás un cromo que intercambiar. O tal vez ni eso. Pero poco más. Y sus ciudadanos, sus ciudadanos entonces no serán ni tan siquiera cartas en una perversa partida de póker geopolítico. Serán historia. Es el ser humano. Es Occidente, amigos.
Apéndice: La realidad de Occidente y la OTAN
Los países de la OTAN han suministrado el 98 % de las armas que ha comprado Arabia Saudí para causar más de 377.000 víctimas en Yemen. A pesar de ello, los medios de comunicación han logrado convencer a la mayoría de la necesidad de reforzar la OTAN, una organización militar, y aumentar el gasto militar, para alcanzar la paz. No deja de ser muy chocante que un ‘No a la guerra’ implique aumentar el gato militar y potenciar una organización militar, máxime cuando Europa posee 500.000 militares más que Rusia y su gasto militar triplica el ruso (198.000 millones de euros por algo más de 60.000 millones). Europa necesita independencia y unidad, y mucha más humanidad, pero difícilmente más militares o mayor gasto militar. Aunque, seguro que las empresas armamentistas que han ganado más de 24.000 millones de euros en bolsa durante la última semana no piensan igual.
Fuente: RT