Nadie quiere la guerra; ¿Qué hacen para evitarla?

Damasco, 26 feb (SANA)   Nadie quiere una guerra, es por ello que Rusia, desde que se disolvió la Unión Soviética a comienzos de los años 90 del siglo XX, ha venido reclamando las reiteradas violaciones que, desde entonces, emprendieron Estados Unidos de América (EE.UU.) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al incumplir los acuerdos alcanzados para que la OTAN no se extendiera hacia el este de Europa y los países ex soviéticos no fueran aceptados como miembros de la OTAN.

Como lo recordara el presidente Vladimir Putin en su discurso el 21 de febrero de 2022: “En 1990, cuando se estaba discutiendo el tema de la unificación alemana, EE. UU. prometió a los líderes soviéticos que no habría una extensión de la jurisdicción de la OTAN ni presencia militar ni una pulgada hacia el este. Y que la unificación de Alemania no conducirá a la expansión de la organización militar de la OTAN hacia el Este”. Comentario, que fue sustentado por los diarios alemanes Der Spiegel y Die Welt al revelar la existencia de un documento con fecha del 6 de marzo de 1991, que acababa de salir de los archivos desclasificados de reino Unido, donde un representante alemán declaró: “No podemos proponer a Polonia y a los demás países que se hagan miembro de la OTAN”. En ese documento, el representante del gobierno estadounidense afirma: la OTAN no va a extenderse hacia el este “ni formal ni informalmente”.

Rusia ha propuesto que las zonas ex soviéticas, sean consideradas zonas neutrales y de paz en beneficio tanto para Europa, como para Rusia y las periferias de esa parte del mundo.

Rusia, ha solicitado en reiteradas ocasiones, que la seguridad debe ser un aspecto importante de cualquier cooperación entre ellos, el cual, EE.UU. y la OTAN, han estado haciendo lo contrario, ya que han puesto en desarrollo su concepto de seguridad a favor de sus intereses presentes y futuros en detrimento de la seguridad y la soberanía de Rusia y otros países como China.

Por razones culturales e históricas, Rusia ejerce un importante poder geopolítico sobre Eurasia, que es la encarnación de una peculiar identidad eurasiática, y que, por lo tanto, la vincula a hacer valer su condición política especial directamente en Eurasia e indirectamente en Europa central, en beneficio de su seguridad y en defensa de sus zonas de influencia.

Los países europeos estudiaron (a mediados de los años 90 del siglo pasado) la posibilidad de que Rusia pudiera ser miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte después de la disolución de la Unión Soviética. En esos años noventa, Volker Rühe, ministro de Defensa alemán (1995), llegó a afirmar que la participación de Rusia diluiría de tal modo la Alianza que le haría perder su sentido, ya que, según los principios de la OTAN, se había creado (opinión de Zbigniew Brzezinski, un ex asesor de seguridad del gobierno de Jimmy Carter) para dotar a Alemania de un papel constructivo en una Europa en proceso de unificación como para contener y proteger a Europa occidental de la Unión Soviética.

Años posteriores, en una visita que realizó Bill Clinton a Moscú en el año 2000, Vladimir Putin, le preguntó: “¿Cómo se sentiría Estados Unidos si Rusia fuese admitida en la OTAN?”. La respuesta recibida ha sido muy clara, acelerar el expansionismo de la OTAN hacia los países bálticos y el este de Europa para rodear a Rusia con bases militares, no solo de la OTAN, también de EE.UU. y Reino Unido. Es así que, en 1999, Polonia, la República Checa, Hungría fueron admitidos en la Alianza, en 2004 – Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia, en 2009 – Albania y Croacia, en 2017 – Montenegro, en 2020 – Macedonia del Norte. ¿Por qué y para qué este expansionismo militar de la OTAN y de EE.UU. hacia las zonas de influencias de Rusia, si Moscú ha propuesto que sea una zona neutral en beneficio de la seguridad de Europa y de Rusia? ¿Acaso el gran proyecto de EE.UU. y la OTAN contra Rusia es hacer lo mismo que hicieron con Yugoslavia, trocearla en pedazos, reducir y eliminar su poderosa influencia en el mundo y luego, hacer lo mismo con China?

En esos años noventa, los intelectuales europeos manifestaron que la ampliación de “la OTAN no debería ser vista como dirigida contra ningún Estado en particular, sino como parte de un proceso históricamente constructivo de configuración de una Europa segura, estable y más verdaderamente europea.” El caso es que no ha sido así, por la influencia negativa de los gobiernos de turno de los Estados Unidos de América, quienes han promovido un histerismo antirruso provocativo, así como también en la última década han promovido una política acusadora anti islámica y anti china, el cuál ha arrastrado a los gobiernos de Europa, Oceanía y de América Latina a seguir esos patrones de conducta que vulneran la seguridad, las culturas y las soberanías de otras naciones independientes, que hacen vida propia fuera de las leyes ordenadas por la OTAN y EE.UU, fuera del marco de las leyes internacionales.

La operación militar especial que desarrolla Rusia en Ucrania, es producto del agotamiento de las políticas diplomáticas de hace más de 30 años, donde Moscú ha pedido a EE.UU. y a la OTAN, un acuerdo que garanticen que dejaran de expandirse hacia el este de Europa, para evitar que en esa zona considerada neutral, no se instalen bases militares como amenazas a la seguridad de la soberanía de Rusia.

También la “operación militar especial” rusa, tiene como objetivo proteger al pueblo rusohablante de la zona de Donbás al este de Ucrania, declaradas repúblicas independientes, tras la inamovilidad de los organismos internacionales para interceder en un equilibrio de fuerza en la protección de la población que allí vive y que ha venido siendo masacrada por paramilitares ucranianos.

¿Qué hacer en estos casos? ¿Esperar que EE.UU. y la OTAN instalen y rodeen con su maquinaria bélica a Rusia y luego, dejar que inventen un motivo para iniciar una gran guerra contra Rusia, debilitarla, penetrar en ella y comenzar a dividirla para crear nuevos países que favorezcan sus intereses, aplicando la experiencia de la balcanización de Yugoslavia?

¿Por qué EE.UU. y la OTAN no ofrecen una garantía de seguridad futura a Rusia, donde no esté en riesgo su soberanía?

A pesar de que Rusia sabe todas las consecuencias políticas y económicas que corre por haber iniciado una operación militar para desarmar y desnazificar a Ucrania, Vladimir Putin, está mirando el futuro próximo y está defendiendo su soberanía. Es decir, a Rusia, lamentablemente, no le quedó otro recurso y fue impulsada a hacer la guerra contra Ucrania para desarmar los objetivos futuros de EE.UU. y la OTAN.

Rusia ya anticipó las sanciones económicas y políticas que EE.UU. Europa, Reino Unido, Australia y Japón, podrían imponer. Los gobiernos occidentales están buscando (no desde ahora) aislar a Rusia comercial y financieramente a través de medidas coercitivas y otras estrategias, ¿pero la economía mundial está preparada para soportar la ausencia económica, financiera y comercial de Rusia? Si Rusia es excluida de la “Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales” más conocida como SWIFT y que facilita las operaciones internacionales entre entidades bancarias, ¿cómo Alemania, Italia y Francia, harán las transferencias para empresas que hacen negocios en Rusia? ¿Europa como para el tercio de petróleo y el 40% de gas que le suministra Europa? ¿Cómo los agricultores de Europa y otras empresas productoras de alimentos que comercializan con Rusia recibirán sus divisas? ¿EE.UU. cómo pagará el petróleo que recibe de Rusia?

El gobierno de Joe Biden y Europa, por supuesto que no impondrán sanciones al petróleo y gas ruso para prevenir las consecuencias que pueda causar una exorbitante escalada de los precios que traerían una grave inflación, disminución de la producción industrial y un deterioro en el desarrollo de las economías del mundo.

La decisión, es evidente, que afectaría colateralmente y de manera sensible a Europa y otras economías a nivel internacional, produciendo un retroceso en la capacidad de modernización de las economías de los países emergentes. Mientras Rusia trasladaría el peso de sus relaciones económicas hacia el mercado asiático, principalmente con China, quienes vienen creando su propio sistema SWIFT e intercambio de pagos con sus propias monedas.

¿Qué va a pasar con la participación y sociedad de Rusia en el mantenimiento de la Estación Espacial Internacional (ISS), donde Rusia administra un segmento orbital de la estación? ¿La NASA excluirá a Rusia? Ya Moscú tiene una solución para esa medida; la agencia Espacial Federal Roscosmos, pactará con China, para trabajar conjuntamente en la estación espacial Tiagong, que aún está en construcción.

Las capacidades de la industria militar de Rusia están mucho más desarrolladas que EE.UU. y los miembros de la OTAN y puede hacer frente a las necesidades de sus fuerzas armadas.

Todos los proyectos de resolución que sean presentados ante el Consejo de Seguridad de la ONU, para condenar o castigar a Rusia por su “operación militar especial” en Ucrania, serán vetados por Rusia, y, la aprobación de algún texto por la Asamblea General de ONU, no tendrá carácter vinculante para tomar alguna sanción contra Moscú.

Rusia alcanzará sus objetivos y Ucrania tendrá que claudicar ante los intereses tanto para la OTAN como para Rusia, que derivaran en la seguridad de las dos partes, en un proceso antagónico de enlace entre la seguridad transatlántica y la eurasiática.

Los globalistas, guerreristas y las trasnacionales de armas que planifican parte de la agenda de EE.UU, Europa y Reino Unido, tendrán que aceptar que hay un cambio geopolítico mundial, detener el expansionismo que amenaza la seguridad de los países independientes y adaptarse al respeto estricto del Derecho Internacional.

Nadie quiere la guerra, pero como dijo el presidente de Siria, Bashar al- Assad: “La Federación de Rusia le dará una lección al mundo de que los grandes países no solo son grandes por su fuerza militar, sino también por el respeto a la ley, la alta moral y los principios humanos”.

Escrito para la Agencia Árabe Siria de Noticias SANA
Por: Javier Alexander Roa

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