Las acciones concertadas de EE.UU e Israel contra Siria

Damasco, SANA

Las acciones concertadas de Estados Unidos e Israel contra Siria tienen el sello de la injerencia política, militar y económica que viola cualquier ley internacional y una negociación transparente y sincera.

Desde el 2011, cuando se instrumentó en la práctica una guerra irregular y el respaldo a grupos extremistas, el régimen sionista de Tel Aviv ‘proclamó’ una aparente neutralidad sin atacar a las organizaciones terroristas pero sí a las fuerzas legítimas del Gobierno sirio y sus aliados legalmente coordinados.

Por el contrario, desde las áreas ocupadas de las Alturas sirias del Golán, las denominadas Fuerzas de Defensa de Israel habilitaron asistencia y muy en particular a integrantes de los llamados Cascos Blancos, afiliados al otrora Frente Al Nusra y a elementos del entonces Ejército Libre Sirio, hoy Frente Nacional de Liberación (FNL).

Justo en el cruce delimitado por Naciones Unidas desde 1974 en Quneitra, provincia siria a las que pertenecen administrativamente las Alturas del Golán, las FDI organizaron un centro hospitalario y que hasta el 2018, ‘facilitó’ esa atención a los grupos extremistas mencionados, hasta que fueran desalojados a fines de ese año, por el Ejército sirio.

En el 2020, Prensa Latina visitó el mencionado lugar y comprobó las desmanteladas edificaciones que Israel empleó para el caso, a menos de 50 metros de la línea de demarcación acordada por Naciones Unidas y a unos 200 de las colinas donde se despliegan las tropas sionistas.

Más allá de esos hechos, Israel intensificó los ataques con misiles contra zonas del sur, centro y norte del territorio sirio en una cifra superior a las 200 acciones de ese tipo y solamente reconocidas por Tel Aviv a partir del año 2017, concertadas con el tradicional saboteo y la doble cara de Estados Unidos de cualquier negociación en pro de la paz.

La agresividad del lenguaje del régimen sionista y en violación de cualquier tipo de ‘línea roja’- límites a una acción militar-, están manifestadas actualmente por las declaraciones del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y que hacen responsable al Gobierno sirio de presuntas acciones desde el territorio nacional contra Israel.

Hace apenas 72 horas, Netanyahu durante ceremonia de graduación de un nuevo grupo de pilotos de la Fuerza Aérea israelí, dijo: ‘No permitiremos que Irán posea armas nucleares y no subestimamos las amenazas dirigidas contra nosotros, sin embargo, eso no nos disuade, y desarrollaremos el objetivo de fabricar misiles de alta precisión contra Siria, El Líbano y en cualquier otro lugar ‘.

Al mismo tiempo, Estados Unidos continúa el saqueo del petróleo sirio en regiones de Raqqa y Deir Ezzor, respalda a las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FSD), de mayoría kurda y pone a disposición del régimen sionista, los centros de inteligencia y entrenamiento de tropas especiales en Jordania y en cuya frontera sur con Siria mantiene un programa de seguridad desde el 2008 y en un área de 442 kilómetros de extensión.

De igual forma, Washington obvia y protege cualquier alusión a la central nuclear Israeli de Dimona, en la cual se almacenan entre 100 y 200 armas nucleares según expresaron en su momento el expresidente estadounidense James Carter y el entonces jefe militar de alto rango, Colin Powell.

Esta concertada e inquietante realidad tiene un solo fin táctico y estratégico, definido desde el 2014 por el exanalista de inteligencia Edward Snowden como el Nido del Avispón para proteger a la entidad sionista, crearles un ‘enemigo’ y destruir a Siria.

Por Pedro Garcia Hernandez

Fuente: (Prensa Latina)

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