Damasco, SANA
Muchos arqueólogos consideran la antigua ciudad en Alepo como importante museo que alberga sitios arqueológicos de las civilizaciones más antiguas.
Algunos estiman que Alepo data a ocho mil años, lo que hace de al-Shahba, como suelen llamarle los sirios, una de las ciudades más antiguas en el mundo.
La antigua Alepo ha sido incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde el año 1986 en reconocimiento por sus singulares monumentos y estilos arquitectónicos.
El arqueológico Khalil Mekdad, habló a SANA sobre la importancia de la urbe y sus edificios antiguos como mezquitas, templos, caravasares, mercados y monumentos como evidencias vívidas del glorioso patrimonio de la ciudad.
Mekdad señaló que Alepo ha permanecido una de las ciudades metropolitanas de Siria durante las civilizaciones pastoral y agrícola, y la aramea durante el tercer y segundo milenio a. C., y también en las civilizaciones helenística, romana, bizantina e islámica.
En las etapas clásica y helenística, la ciudad tenía una organización sofisticada ya que sus caminos y calles tendían a ser rectas y perpendiculares.
Cuando llegó la colonización romana a la ciudad a mediados del siglo I a. C., los colonizadores se vieron frente a una población civilizada y una ciudad brillante en su desarrollo y comparable a su capital Roma, por lo que trataron con Alepo de manera diferente a su estilo colonial, y eso condujo a una notable interacción civilizada y eso fue muy evidente por la llegada de muchas personalidades de Alepo a rangos prominentes en el Imperio Romano.
La antigua ciudad de Alepo continuó durante la era abasí sin mucha modificación, y desempeñó el papel mediador entre Damasco, la antigua capital, y Bagdad, la nueva capital, y su papel estratégico continuó como ciudad principal.
Durante la era de los Zanguíes y los Ayyubíes, la ciudad fue testigo de un avance en varios aspectos de vida; su población se duplicó, el número de sus edificios aumentó, aparecieron nuevos barrios y caravasares, el muro de Alepo fue reparado, y se abrieron nuevas puertas y se prestó atención a las instalaciones públicas.
Como resultado de la invasión mongola en 1260, Alepo fue la ciudad más afectada y devastada en el Levante, por lo que la destrucción incluyó los muros, los mercados y la Gran Mezquita.
Durante la época de la ocupación otomana, el papel militar y de defensa de Alepo disminuyó, pero según Mekdad, mantuvo su importancia económica, desafiando el abandono y las crisis de sequía, y se convirtió en un centro de comercio internacional y un enlace entre Asia y Europa.
En la actualidad, y a pesar del sabotaje y la destrucción sistemática del viejo Alepo durante los años de la guerra terrorista, al-Shahba se levanta de las cenizas para vendar sus heridas y rehabilitar lo que ha sido destruido.
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