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Damasco, SANA
El régimen sionista de Israel, con respaldo de Estados Unidos, intensifica ataques contra Siria a partir de enero del actual año, los que desde el 2014, suman más de 200, lanzados desde los territorios ocupado de Palestina y las Alturas del Golán
Datos precisos apuntan que las operaciones aéreas israelìes están ejecutándose a partir del apoyo logìstico y de inteligencia estadounidense desde el centro Avanzado en Ammán, la capital de Jordania; y el cual vincula a más de 40 ‘asesores’ casi todos los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN).
A estos ‘puntos de apoyo’ se unen el Centro de Inteligencia Terrestre, también en la capital jordana y las ocho bases militares operadas por Estados Unidos en Arabia Saudita, Bahrein, Qatar, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Omán y Turquía y donde están dislocados no menos de 90 mil militares del norteño país y del Reino Unido.
De igual forma, dicha coordinación abarca una vasta red de telecomunicaciones, abastecimiento y operativos de inteligencia desde otras instalaciones al sur de Italia, Chipre, y la isla de Malta, todas vinculadas a la OTAN.
Desde el 2014, de acuerdo con Edward Snowden exasesor de inteligencia de Washington y actualmente asilado en Rusia, todo responde a una estrategia a mediano y largo plazo conocida como el Nido del Avispón, y al que definió como un hecho destinado a ‘proteger a la entidad sionista creando además, slogans religiosos-islámicos para crear un enemigo cerca de sus fronteras.’
Las evidencias actuales, recopiladas por analistas y denunciadas además en su momento por Siria y Rusia, confirman esa ejecutoria belicista del régimen de Tel Aviv, cuyos aviones, aunque no violan el espacio aéreo sirio, operan desde los cielos de los territorios palestinos ocupados, el libanés y el de las Alturas del Golán, ilegalmente bajo mandato israelí desde 1967.
Por otra parte, desde los inicios de la guerra impuesta a esta nación del Levante a fines del 2011, Israel intensificó maniobras militares a lo largo de la frontera con Siria y actualmente ejecuta una de ellas con amplio despliegue de infantería, blindados y fuerzas de apoyo, todo presuntamente por la presencia de tropas de Irán y del movimiento de resistencia libanés Hezbolá en tierras sirias.
Al respecto, piezas claves en este entramado contra Siria, reactivadas constantemente, son además, la estación de radares de última tecnología en el desierto de Neguev, una extensión de 13 mil kilómetros cuadrados, fronteriza al oeste con el Sinaí egipcio y al este con Jordania, donde existen evidencias de yacimientos de petróleo y cobre, entre otros recursos naturales.
Tal cerco militar y geográfico contra Siria, de acuerdo con analistas de la situación, está en correspondencia también con el criterio expresado por el exjefe de gobierno de Tel Aviv, David Ben Gurión, quien afirmó que ‘el desierto de Neguev es una de las claves del futuro económico y demográfico de Israel.’
Dichos antecedentes, actualizados y ampliados, conforman la base de las acciones militares y de sabotaje del régimen encabezado por Benjamín Netanyahu contra Siria y sus aliados, respaldado además, por el complejo militar israelí-estadounidense.
A ese complejo militar se integran transnacionales como la Israel Aircraft Industries, la Northrop Chukar, Mabat y Shadmit, entre otras.
Ese conglomerado, junto a la asistencia militar de Washington, permiten a Tel Aviv llegar a los siete mil 200 millones de dólares en exportaciones de armamento en el 2019, según el general Yair Kulas, presidente de la Dirección de Cooperación Internacional para la Defensa de Israel.
El cerco contra Siria y sus aliados continúa cerrándose, obvia cualquier negociación en pro de la paz y sitúa a esta región del mundo en un punto crítico, cuyas consecuencias son imprevisibles.
Por Pedro García Hernández
Fuente: Prensa Latina
