Monasterio antiquísimo en Siria

Gracias al Ejército sirio, estuvo a salvo de los terroristas del Daesh (Estado Islámico), quienes llegaron muy cerca cuando invadieron la vecina ciudad de Qurayateen en 2015 y 2017.

Damasco, 24 jul (SANA)   En la cima de dos montañas rocosas en la cordillera desértica del Qalamoun, a unos 100 kilómetros al nordeste de Damasco, la capital siria, se levanta el monasterio de Mar Moisés el Abisinio, construido en el siglo VII sobre las ruinas de una torre romana.

Hasta 2011, cuando comenzó la actual guerra, el sitio fue el destino preferido de miles de sirios y extranjeros que encontraban allí un espacio ideal para la oración y la meditación, gracias a la tranquilidad yla paz del lugar.

Durante el conflicto bélico, el inmueble no sufrió ningún daño directo, pero el moral fue grande con la desaparición en 2013 del padre italiano Paolo Dall’Oglio -a quien se le atribuye su restauración en 1982 y la renovación de la vida monástica – y el secuestro del exabad Jacques Murad, en 2015.

La edificación, que carece de todo tipo de extravagancia o decoración, incluye una iglesia del siglo XI con paredes cubiertas por figuras icónicas, murales antiguos e inscripciones en árabe, siríaco y griego.

En uno de sus muros están escritas las frases del Corán “en el nombre de Alá, el Clemente, el Misericordiosísimo” y “Dios es amor”, un mensaje de convivencia y armonía entre musulmanes y cristianos.

Consta de tres plantas, habitaciones para forasteros, una enorme biblioteca, un museo y una granja de aves, de la cual se autoabastecen sus inquilinos (una monja, dos monjes e igual número de jóvenes que experimentan la vida monástica).

La cantidad de visitantes a este lugar alcanzó en 2010 los 30 mil, pero posteriormente el movimiento se detuvo por completo debido al estallido de la guerra.

En declaraciones a Orbe, la monja Huda Fadoul aseguró que el monasterio es un punto de encuentro entre las religiones y acoge tanto a musulmanes como a cristianos.

Gracias al Ejército sirio, estuvo a salvo de los terroristas del Daesh (Estado Islámico), quienes llegaron muy cerca cuando invadieron la vecina ciudad de Qurayateen en 2015 y 2017, recordó la religiosa.

Según Fadoul, existe un gran anhelo por el regreso de los asiduos visitantes, “volver a ver a muchas personas compartiendo las oraciones y disfrutando del silencio y la tranquilidad”.

Merece la pena venir a este sitio sin igual, subir los 350 escalones para purificar el alma y alimentarla con energía espiritual, afirmaron algunos presentes.

Tomado de Orbe
Fuente: Prensa Latina

 

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