LA GUERRA ECONÓMICA DE OCCIDENTE CONTRA RUSIA

Damasco, 26 abr (SANA)  Después del 24 de febrero de 2022, cuando el presidente Vladimir Putin activó “la operación militar” en Ucrania, para frenar la expansión militarista de la OTAN hacia el este de Europa, Estados Unidos, los miembros de la Unión Europea, Reino Unido, Japón, Australia y Canadá, comenzaron a imponer medidas coercitivas económicas, financieras, comerciales y restricciones del espacio aéreo contra la Federación de Rusia, con el objetivo de privar al gobierno ruso de fuentes de financieras e ingresos económicos que pudieran ayudar al desarrollo del crecimiento o apalancar el funcionamiento de su economía.

El “paquete de medidas” económicas, consideradas ilegales de acuerdo al derecho internacional, suman (desde la anexión de la península de Crimea en el año 2014, hasta abril de 2022), más de 9 mil sanciones, que, utilizando un término peyorativo, son descritas como “brutales” y nunca antes han sido impuestas a otro país.

La Unión Europea, EE.UU y Japón, congelaron las reservas internacionales en divisas electrónicas del Banco Central Ruso, por una cantidad de 300 mil millones (calculados en dólares) de un total de 640 mil millones que posee la Federación de Rusia. Es decir, la otra parte calculada en unos 340 mil millones de dólares, que está en barras de oro, permanecen totalmente en las bóvedas del banco central Ruso.

La medida prohíbe cualquier comercialización como vender valores, retirar efectivo o transferir pagos a bancos occidentales.

A esta medida se une la prohibición de utilizar los servicios relacionados con la ejecución de operaciones financieras y pagos globales a través del sistema o la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, conocida legalmente como SWIFT.

Principalmente, estas dos sanciones, impiden a Rusia recibir los dividendos por conceptos de exportaciones de petróleo, gas, minerales, alimentos y realizar transacciones para el pago de bienes y servicios importados.

Las exportaciones de Rusia a la Unión Europea. EE.UU., Gran Bretaña, Japón en el año 2021 totalizaron alrededor de 205 mil millones de dólares, el 41% de todas las exportaciones.

Antes de la operación militar en Ucrania, Rusia exportaba un 40% de gas y un 30% de petróleo del que consume Europa. Exportaba un 35% de la producción de trigo y cebada a los mercados de Medio Oriente, África y América Latina. También producía el 46% del paladio del mundo, 10% de oro, 15% de platino, 9% de petróleo y otros productos como Uranio, fertilizantes y tierras raras, fundamentales en las industrias de los países desarrollados.

Destacando, que Rusia posee una ventaja competitiva que no tienen grandes economías como es la autosuficiencia alimentaria.

Otras medidas, como las restricciones para utilizar el espacio aéreo de la Unión europea y las rutas comerciales marítimas, limitan -temporalmente- la conectividad de Rusia con una parte del mundo, lo que ha obligado al gobierno y a las empresas privadas rusas a paralizar sus transportes internacionales, reformular prioridades de vuelos y navegaciones seguras.

Las medidas restrictivas económicas, financieras y comerciales, por parte de occidente, no solo buscaban la retirada inmediata de las tropas rusas de Ucrania, sino también causar un malestar social que generara masivas protestas y el posible derrocamiento del gobierno de Vladimir Putin.

Sin embargo, las medidas impuestas han causado un efecto boomerang en las economías de Europa y Estados Unidos, impactando en los precios de la gasolina, el gas, los fertilizantes, la electricidad y los alimentos, que impulsan el crecimiento de la inflación y la depreciación de sus monedas, generando, hacia lo interno de esos países, un malestar social, manifestaciones populares contra los gobiernos y un decrecimiento en la calidad de vida de los ciudadanos, que a mediano plazo, causará un desequilibrio del sistema financiero y económico que recaerá en la deuda externa de los países occidentales.

También han causado un efecto de unidad en el pueblo ruso y una aceptación de confianza hacia el presidente Vladimir Putin, que pasó del 64% que mantenía antes del 24 de febrero de 2022, hasta el 81% después de un mes del inicio de la operación militar en Ucrania.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, informó en abril, en una entrevista a la cadena de televisión estadounidense (CBS), que las sanciones occidentales contra Rusia provocaron un fuerte salto en los precios de la energía en Europa y Estados Unidos, “mientras luchan por contener una inflación récord en aumento.

El esfuerzo de Estados Unidos y Europa para unir a todos los Estados del mundo contra Rusia, no fue posible, grandes economías como la China, India, Brasil, Indonesia, Turquía, Pakistán, Arabia Saudita, Irán, Hungría, Vietnam, siguen comerciando con Rusia y trabajan en la elaboración de un marco normativo que les permita  liquidaciones mutuas en monedas nacionales  y la puesta en marcha de sus propios sistemas de transferencias interbancarias, para mejorar los intercambios comerciales y comenzar la desdolarización de sus economías.

El precedente de la imposición de medidas coercitivas contra la Federación de Rusia, ha hecho comprender a muchos países, que no existe seguridad ni garantías de tener reservas en divisas de dólares y euros en bancos occidentales, podrían ser congeladas o expropiadas, ya que están sometidas a la legislación y a las políticas estadounidenses y europeas.

Los países que poseen materias primas, han entendido que las materias primas son una garantía y las mismas son dinero, generadoras de riqueza y de seguridad económica. Es decir, la valoración del comercio entre China y Rusia o entre Rusia o India, en un corto plazo y dentro de la diversificación comercial y financiera, podrían estar basadas en monedas nacionales vinculadas a las materias primas como elemento tangible de garantía sobre el dinero fiduciario que no posee respaldo de nada y que funciona como un instrumento no garantizado de la entidad emisora.

A pesar del cerco con sanciones, Rusia ha honrado algunos pagos de deudas en divisas de dólares, euros y, últimamente, en rublos con las entidades financieras internacionales, aunque este pago de eurobonos en rublos no fue aceptado, porque Estados Unidos y Europa, han ido creando una situación para que Rusia no encuentre manera de pagar deudas, lo que podría generar un incumplimiento o una falta de pago de las obligaciones. Es decir, Occidente busca una circunstancia política de propaganda con el término “default” para afectar la fortaleza de la economía rusa, a pesar, que la Federación de Rusia tiene modestas obligaciones crediticias en comparación a su gigantesca economía.

Al respecto, el director del Departamento Europeo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Alfred Kammer, declaró: “La deuda soberana rusa en circulación es relativamente pequeña en términos globales. Además, los precios del mercado ya reflejan las probabilidades de impago. Así que eso debería dar tranquilidad en cuanto a los riesgos de estabilidad financiera”.

La deuda pública de Rusia al cierre del año 2021, en relación al Producto Interno Bruto (PIB), fue de 17.9%, uno de los más bajos del mundo.

Rusia también ha seguido suministrando gas y petróleo a sus clientes europeos sin imponer restricciones, teniendo en cuenta que Estados Unidos está obligando a Europa a abandonar el mercado energético ruso para ellos ocuparlo.

Contradictoriamente y según The wall Street Journal, citando datos de Tanker Trackers, la Federación Rusa, en el mes de abril de 2022, aumentó los suministros de petróleo a Europa, (que en marzo habían sido 1,3 millones de barriles) a 1,6 millones de barriles por día.

Las acciones tomadas por Rusia, como, por ejemplo, el decreto emitido por el presidente Vladimir Putin el 31 de marzo de 2022, que establece las normas para adquirir el gas natural ruso, que “los países inamistosos” deberán pagar en rublos, logró la apreciación de la moneda y un equilibró en el sistema económico ruso.

La moneda rusa, con el decreto emitido por el presidente Putin y el estricto control que ejerce el Banco Central sobre el movimiento de capitales dentro y fuera del país, hicieron posible la recuperación por completo de las pérdidas que había obtenido por las medidas coercitivas impuestas por occidente: el tipo de cambio con respecto a las divisas, después de haberse disparado durante algunos días, disminuyó, incluso, por debajo al que existía al 24 de febrero de 2022, cuando Rusia comenzó la “operación militar especial” en Ucrania.

El decreto del presidente Putin, de cobrar el gas ruso en rublos, también ha demostrado que las monedas más fuertes no son el dólar estadounidense ni el euro europeo, sino las materias primas, como el petróleo, el gas, los fertilizantes, el trigo, el oro y el agua dulce.

Esto no quiere decir, que los problemas económicos hacia lo interno de Rusia no se agudizaron, como cualquier país con drásticas sanciones, existe desabastecimiento de productos importados, desempleo por la salida de números empresas, paralización de servicios informáticos, limitaciones de movilidad por falta de rutas aéreas, entre otros, que el gobierno viene trabajando para encontrar sustitutos y soluciones a corto plazo y mediano plazo.

La guerra de sanciones de Occidente para aislar a Rusia en los ámbitos comerciales y financieros, contrariamente, ha revelado los problemas económicos, industriales y de producción por parte de Estados Unidos y Europa, quienes están padeciendo sus propios errores de cálculo.

Estados Unidos, al no encontrar proveedores que sustituyan el petróleo ruso, ha tenido que liberar de sus reservas estratégicas 210 millones de barriles, que supone el 28% del total del petróleo almacenado. Un poco más de 30 millones ya fueron consumidos en el mes de marzo y el restante será utilizado durante los próximos seis meses, para frenar la inflación y contener el precio de la gasolina.

De igual manera, el gobierno de Joe Biden, reculó en una de las sanciones contra Rusia y emitió el 24 de marzo de 2022 una licencia general que clasifica a los fertilizantes como bienes esenciales de importación y exportación.

Hay que tener en cuenta, que, si Europa se resiste a pagar el gas, petróleo y demás productos en rublos (aunque la Comisión Europea autorizó el 22 de abril a las empresas europeas trabajar con el esquema de Moscú), Rusia reducirá el comercio con occidente, poniendo en riesgo sus ganancias, pero, ocasionando una crisis a gran escala energética y de alimentos en Europa, un aumento de los precios al consumidor, una fuerte caída en el nivel de vida, retrocesos en el desarrollo industrial, un elevado índice de inflación, bajo crecimiento y una prolongada recesión económica.

La guerra económica ha estimulado al gobierno ruso a reorientar su sistema de desarrollo económico y político, con la finalidad de sustituir las importaciones y abrir oportunidades para ingresar a los mercados de otros países, especialmente el asiático.

Las sanciones, citando al canciller brasileño, Carlos Franca, sirven a los intereses de un estrecho círculo de estados y perjudican a la gran mayoría de países, principalmente a los países en vías de desarrollo, que son más dependientes de las importaciones de alimentos y de los hidrocarburos.

Rusia, aun administra (como contramedida) la posibilidad de imponer sanciones económicas a los estados “inamistosos”, que podría precipitar una recesión económica mundial, el hundimiento del desarrollo industrial, una crisis de gobernabilidad en Europa y una crisis alimentaria mundial extremadamente grave.

Occidente se equivoca, el camino más corto para la paz mundial no son las sanciones ni las medidas coercitivas económicas, financieras y comerciales ni los suministros de armas a Kiev. El camino más corto para la paz mundial es el reconocimiento y el respeto hacia el otro.

Escrito por el diplomático venezolano Javier Alexander Roa

para SANA en Español

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