Ucrania: Occidente sacrifica a su peón

Damasco, 12 mar (SANA)   Los medios masivos occidentales están intentando victimizar al gobierno pro-OTAN de Ucrania, en momentos en que la determinación del presidente de la Federación Rusa ha puesto fin a un sinnúmero de agresiones de neto corte fascista.

De la mano de la Unión Europea comienza en noviembre de 2013 la agitación callejera contra el por entonces presidente ucraniano Víktor Yanukóvich para exigir su destitución, nace el Euromaidán, (la “Europlaza”) cuyo objetivo era la incorporación de Ucrania a la UE.

Pronto los “manifestantes espontáneos” se mostraron como lo que en realidad eran, grupos operativos de calle entrenados y pertrechados con cascos, escudos y chalecos antibala. Grupos de ultraderecha tomaba la calle en un marco de intervencionismo burdo que incluyó visita al maidán del ultrarreaccionario senador de los EE.UU. John MacCain.

En una escalada perfectamente organizada por occidente, el 20 de febrero de 2014 se repite el guion de francotiradores financiados por potencias occidentales que disparan a mansalva a ambos bandos, tal como vivió en su momento Venezuela. El 22 la “revolución de colores” estaba consumada. El magnate fascista Petro Poroshenko llega a la presidencia al tiempo que hacen referéndums que favorecen al separatismo las regiones pro rusas de Crimea y la del Dombas: Lugansk y Donetsk.

De allí en más se generó una escalada de ofensivas de Ucrania contra los territorios separatistas. Intentaron una limpieza étnica rusófoba que sesgó más de 14 mil vidas, con asesinatos a mansalva como la recordada masacre en la Casa de los Sindicatos de Odessa, donde grupos de la organización Sector Derecho quemaron vivas a medio centenar de personas. Se conformaron milicias nazis como el Batallón Azov y las de Svoboda. Los acuerdos de paz de Minsk fueron una y otra vez violados por Ucrania.

Desde 2014 las nacientes repúblicas separatistas soportaron un fuerte asedio, continuado por el hasta estos días presidente de Ucrania, el cómico Volodomir Zelenski. Este, envalentonado, creyó que la paciencia rusa era signo de debilidad e hizo una jugada extrema: empezó a emplazar misiles de la OTAN a escasos 5 o 7 minutos de Moscú.

Una vez más los acuerdos Baker-Gorbachov, que impedían la expansión de la OTAN al oriente, eran letra muerta. Rusia reconoció a las nacientes repúblicas del Donbas y ante la continuidad de ataques de Ucrania, Rusia decidió comenzar acciones. Se repiten las vergonzosas escenas de las huidas de Afganistán e Irak, EE.UU. deja atrás a sus “aliados”: Roma no paga traidores.

El demudado rostro del otrora soberbio Zelenski muestra la realidad: EE.UU. lo sacrificó como un peón para aislar a Moscú y Beijing de Occidente, desarticular la llegada de gas ruso a Europa y de la Ruta de la Seda china. Sanciones, congelamiento de fondos y envío de armas a los ucro fascistas son algunas de las respuestas de la Europa Occidental colonizada por los EE.UU. Sin embargo, muchas amenazas quedarán en la nada ante las necesidades comerciales.

El petróleo sube a 100 dólares el barril. La cotización del trigo, la soja y el maíz viven una estampida. Rusia y Ucrania representan alrededor del 19% de los suministros mundiales de maíz, el 29% de las exportaciones mundiales de trigo y 80 % de las de aceite de girasol.

Los antimperialistas del mundo no podemos sino celebrar que finalmente las ambiciones de la OTAN tengan un firme freno y desear una exitosa desnazificación de Ucrania.

Fuente: La Comuna

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