Khaled Al-Asaad, el erudito Sirio que dio su vida por proteger el patrimonio cultural de Palmira

Damasco, 17 jul (SANA) Khaled al-Asaad, fue un renombrado erudito de antigüedades sirio que dedico su vida a la exploración y restauración de la antigua ciudad de Palmira, un Patrimonio Cultural de la UNESCO.

Al-Asaad, de 82 años, se negó a revelar la ubicación de valiosas antigüedades que habían sido ocultadas para su protección por lo que enfrento un lamentable destino.

El asesinato de Al-Asaad representa una de las muchas atrocidades cometidas por ISIS, grupo que ha capturado grandes extensiones de Siria e Irak, proclamando un «califato» en las áreas bajo su control.

ISIS ha saqueado y vendido antigüedades para financiar sus actividades, además de destruirlas en nombre de su interpretación radical del Islam.

Maamoun Abdulkarim, jefe de antigüedades del estado sirio, informó que la familia de Al-Asaad comunicó que el erudito fue asesinado por ISIS después de haber estado retenido por más de un mes.

Chris Doyle, director del Consejo para el Entendimiento Árabe-Británico, confirmó que Al-Asaad fue interrogado sobre la ubicación de los tesoros de Palmira y fue asesinado al negarse a cooperar.

¿Quién fue Khaled al-Asaad?

Arqueólogo, autor y protector del patrimonio cultural, Khaled al-Asaad nació en Palmira, Siria, en 1934.

Desde temprana edad, mostró un interés profundo por la arqueología, lo que lo llevó a estudiar esta disciplina.

En 1963, a la edad de 29 años, se convirtió en el principal custodio del antiguo sitio de Palmira.

Durante más de cincuenta años, Al-Asaad se dedicó a la excavación, restauración y preservación de esta joya arqueológica, trabajando en colaboración con arqueólogos de todo el mundo.

Una vida dedicada a la arqueología

Al-Asaad era fluido en arameo, lo que le permitió traducir textos antiguos y publicar numerosos libros y materiales académicos.

En 1980, su esfuerzo culminó con la inclusión de Palmira en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Esta ciudad, que floreció en los siglos II y III, se convirtió en un centro crucial de la Ruta de la Seda, mezclando influencias semíticas, greco-romanas y árabes.

Palmira alcanzó su máximo esplendor gracias al comercio, construyendo monumentos como el Templo de Bel, que se conectaba a la Puerta Oeste por la Gran Columnata.

Este sitio atraía a cerca de 150,000 turistas al año.

A pesar de haberse retirado en 2003, Al-Asaad continuó trabajando en Palmira junto a su hijo Walid, demostrando su inquebrantable pasión por el patrimonio arqueológico del lugar.

La amenaza de ISIS

En abril de 2013, se formó el Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS), un grupo terrorista que capturó Palmira en mayo de 2015. Sin embargo, Al-Asaad y su familia ya habían evacuado los objetos más preciados del museo.

Tres de sus hijos y su yerno, todos arqueólogos, sacaron estos tesoros de la ciudad para protegerlos del ejército de ISIS. Al-Asaad se negó a abandonar Palmira, afirmando: «Soy de Palmira, y me quedaré aquí incluso si me matan».

El martirio de Khaled al-Asaad

Al-Asaad y su hijo fueron capturados y torturados por ISIS durante un mes para que revelaran la ubicación de los artefactos ocultos, pero jamás rompieron su silencio.

El 18 de agosto de 2015, ISIS decapitó públicamente a Khaled al-Asaad y colgó su cuerpo de una columna antigua. Junto a él, un cartel lo acusaba de ser el «director de idolatría».

El asesinato de Al-Asaad provocó una ola de conmoción mundial.

La entonces Directora General de la UNESCO, Irina Bokova, destacó su «profundo compromiso con Palmira».

En las semanas siguientes, ISIS destruyó partes significativas del antiguo sitio, incluyendo el Templo de Baalshamin, el Templo de Bel, el arco triunfal y varias torres funerarias.

El valor de las antigüedades en tiempos de guerra

Desde la captura de Palmira en mayo, ISIS no ha dañado las ruinas romanas de la ciudad, aunque es conocido por destruir artefactos que considera idólatras.

Activistas de Palmira difundieron imágenes no verificadas del cuerpo decapitado de Al-Asaad, amarrado a un poste en la ciudad.

Un cartel acusatorio colgaba del cuerpo, listando cargos como lealtad al presidente sirio Bashar al-Assad y la gestión de «ídolos» de Palmira.

Amr al-Azm, exfuncionario de antigüedades sirio, describió a Al-Asaad como una figura imprescindible para la historia de Palmira.

Al-Asaad participó en las primeras excavaciones y restauraciones de la ciudad, y su vasto conocimiento del sitio es insustituible.

Antes de la toma de la ciudad por ISIS, funcionarios sirios trasladaron cientos de estatuas antiguas a lugares seguros.

Khaled Al-Asaad jugó un papel crucial en esta evacuación, enfrentando un arresto seguro.

«Vivió y murió en Palmira», expresó Al-Azm, lamentando la pérdida de un erudito invaluable.

El historiador Tom Holland calificó la noticia como angustiante, subrayando la barbarie de considerar la conservación de antigüedades como un delito capital.

Palmira, un centro comercial crucial en la antigüedad, ha sido escenario de numerosas investigaciones arqueológicas internacionales.

Khalil Hariri, yerno de Al-Asaad, describió al erudito como un tesoro invaluable. Su asesinato por ISIS es visto como un intento de borrar la rica herencia cultural de la región, aunque Hariri enfatizó que no tendrán éxito.

ISIS y la Explotación de Antigüedades

En junio, ISIS destruyó dos antiguos santuarios en Palmira, considerados paganos.

En julio, el grupo publicó un video mostrando la ejecución de 25 soldados del gobierno en el anfiteatro romano.

La UNESCO ha advertido sobre el saqueo a «escala industrial», con artefactos robados financiando actividades del grupo.

ISIS ha institucionalizado el saqueo de antigüedades, inicialmente imponiendo impuestos a excavadores y luego empleando sus propios equipos de arqueólogos y maquinaria.

Con los bombardeos de la coalición liderada por Estados Unidos, ISIS ha intensificado estas prácticas, castigando el saqueo sin licencia.

La trágica muerte de Khaled al-Asaad es un recordatorio de la importancia de proteger nuestro patrimonio cultural frente a la barbarie.

Su sacrificio por preservar la historia de Palmira es un testimonio del valor de la cultura y la historia ante la destrucción.

La lucha por conservar estos tesoros continúa, enfrentando la amenaza constante de aquellos que buscan borrarlos de la memoria colectiva.

Fuente: cerebrodigital.net

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