Fugaz, pero productiva visita de Putin a la RPDC

Damasco, 21 jun (SANA) En una fugaz, pero productiva visita a la República Popular Democrática de Corea (RPDC), el presidente ruso, Vladimir Putin, inyectó a las relaciones bilaterales un dinamismo que ni siquiera esperaron los más acendrados enemigos de las dos naciones.

Lo clave en la nación asiática fue sin dudas el Acuerdo de Asociación Estratégica Integral suscrito por Putin y el presidente del Comité de Asuntos Estatales, Kim Jong Un.

Entre otras cláusulas, la más relevante estableció la prestación de apoyo si una de las partes fuera víctima de una agresión.

Los signatarios afirmaron que el tratado no está enfilado contra terceros y tiene un carácter meramente defensivo.

Entidades de los dos países suscribieron otros acuerdos relativos a educación, salud pública y ciencia médicas, así como uno referido a la construcción de un puente sobre el fronterizo río Tuman.

Pero tanto o más importante resultaba un documento que no se firmó, pues sus contenidos específicos están en fase de maduración: la creación de un sistema de pago fuera del control de Estados Unidos y de sus aliados de Occidente.

La iniciativa fue develada por Putin antes de llegar a Pyongyang en un artículo que publicó en el diario Rodong Sinmun, órgano oficial del Partido del Trabajo de Corea.

Consiste, básicamente, en encontrar fórmulas de pago independientes del sistema financiero internacional, basado en el dólar estadounidense, a fin de posibilitar el comercio y los negocios entre ambas naciones, sometidas a restrictivas e ilegítimas medidas del ahora llamado Occidente colectivo.

En términos generales, lo más palmario en la visita de Putin fue la voluntad compartida de fortalecer los vínculos en política, economía y defensa para oponerse a las pretensiones hegemónicas de Estados Unidos y sus asociados de Europa y Asia.

Fue visible, además, la simpatía entre Kim y Putin, ya puesta de manifiesto en la Cumbre que celebraron en septiembre del año pasado en territorio ruso.

La espontánea cordialidad entre ambos se puso de manifiesto de nuevo en cuanto se reencontraron en el aeropuerto de Pyongyang, donde se fundieron en un apretado abrazo, o cuando, ajenos a formalidades, departieron en el jardín de la Casa de Huéspedes de Kumsusan.

En ese lugar, los dos se alternaron al timón de la limosina que Putin le regaló a Kim, y este le obsequió a su invitado una pareja de perros de la raza Phungsan, considerado un monumento nacional vivo de la RPDC.

Antes de llegar Putin, Kim dijo que todo estaba listo para recibir “con toda sinceridad al amigo más íntimo del pueblo coreano”.

La fugaz y fructífera estancia del presidente ruso en Pyongyang -duró menos de 24 horas- pero corroboró lo anticipado por el líder de la RPDC.

Fuente: Prensa Latina

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