Damasco, 2 jun (SANA) Durante los meses de mayo y junio, varias regiones de Siria se visten de rosado anunciando la llegada de la temporada de cosecha de la Rosa de Damasco, la flor nacional de Siria y su embajadora de paz y amor al mundo
Los sirios han comenzado la cosecha de esta Rosa, cuyas prácticas culturales y artesanales fueron inscritas desde 2019 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En medio de rituales milenarios y un ambiente festivo y familiar, los campesinos van desde horas tempranas de la mañana a sus tierras donde laboran arduamente en la recogida de los pétalos rosados de esta flor, que luego se procesan manualmente para convertirse en perfumes, aguas de flores y otros productos cosméticos, culinarios y medicinales.
Los agricultores aseguran que el cultivo este año es muy bueno gracias al apoyo que reciben, sin embargo sienten y lamentan la ausencia este año de la primera dama Asmaa Al-Assad, principal patrocinadora de este cultivo y que actualmente se somete a tratamiento tras ser diagnosticada con leucemia.
Con su aroma, color y los rituales que acompañan su cosecha, la Rosa de Damasco se ha convertido en un elemento patrimonial y económico transfronterizo que expresa la verdadera naturaleza generosa, fraternal y pacífica de los sirios.