Damasco, 6 abr (SANA) Pasados 75 años de su creación, la OTAN se revela ya como un factor determinante no solo de la política exterior de la Unión Europea, sino también de su política económica. El rearme e inversión en gasto militar previsto en el conjunto de las partidas de defensa alcanzará en 2024 la inusitada cifra de 380.000 millones de dólares.
El montante, anunciado en febrero, marca una tendencia al alza. Porque el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, propone, además, crear un fondo de ayuda militar a Ucrania de otros 100.000 millones a utilizar durante los próximos cinco años. Ese mismo mes la UE ya suscribió la creación de otro fondo multianual por valor de 50.000 millones con el mismo fin. Teniendo en cuenta que la práctica totalidad de los estados miembros de la UE lo son también de la OTAN, el impulso militar europeo se arriesga a incurrir en duplicidades.
Estos anuncios completan un contexto caracterizado por el lanzamiento de la Estrategia Industrial Europea de Defensa, una iniciativa para potenciar al sector armamentístico de la UE dotado de inicio con 1.500 millones de euros y con financiación del Banco Europeo de Inversiones. Es decir, la potenciación del sector armamentístico europeo y la militarización de la retórica política de Bruselas es un hecho. Sin embargo, este giro de los esfuerzos económicos de la UE no son exactamente nuevos.
“En realidad todo esto comenzó en 2016, siendo Jean-Claude Juncker presidente de la Comisión Europea”, recuerda a Sputnik Javier Martínez, analista de geopolítica. “Como los tratados de derecho comunitario prohíben crear una financiación para la guerra, lo que hizo Juncker fue crear un fondo para el desarrollo no de la industria militar, que era su fin, sino para la defensa de Europa”, añade. La iniciativa, subraya este especialista, tiene una réplica en las políticas de su sucesora, Ursula von der Leyen, pues “ella hace igual y crea para Ucrania un fondo para la paz”.
“Como no hay una comunidad europea de defensa que lo pueda amparar, Juncker se sacó de la manga el concepto de que lo que se creaba era un fondo para I+D”, explica J. Martínez.
“Para garantizar nuestra seguridad colectiva, tenemos que invertir en el desarrollo común de tecnologías y equipos de importancia estratégica, y esto incluye desde las capacidades terrestres, aéreas, marítimas y espaciales, hasta la ciberseguridad”, declaró Jean-Claude Juncker en 2016 al respecto de la creación Fondo Europeo de Defensa, cuyo plan de acción incluía la investigación y desarrollo conjunto de equipos y tecnologías de defensa, así como un reforzamiento del mercado único para el sector industrial militar.
Sin distensión
Si a este ambiente se le suma la implicación en distinto grado de varios países miembros de la OTAN en el conflicto de Ucrania, el resultado actual es que a 75 años de la fundación de esta organización, las relaciones entre Rusia y el bloque occidental se hallan al borde de “la confrontación directa”, en palabras de Dmitri Peskov, portavoz presidencial ruso.
La economía europea se sitúa en este contexto en fase de guerra, lo cual se traduce en un impulso para incrementar la fabricación de armas, aumentar las compras conjuntas de material bélico fabricado en la UE (para 2030, un mínimo de un 50% del gasto militar de los Estados miembros) y ayudas para estas compras (es decir, para endeudarse). Tales son los objetivos que se marca la Estrategia Industrial Europea de Defensa.
De resultas, se está creando una retórica en la UE que apuesta por la disuasión antes que por la distensión y que adopta como única solución “prepararse para la guerra”, en palabras de Tica Font, especialista del Centro Delas de Estudios por la Paz de Barcelona.
“El objetivo de generar miedo a Rusia permite llevar a cabo ciertas políticas de defensa con una opinión pública que no se oponga”, escribe en un análisis reciente de este centro, donde reivindica la distensión como “la mejor política” frente a la disuasión.
La nueva base, en Menorca
Por parte de España, el regalo de cumpleaños para la OTAN por su 75º aniversario es la creación de otra base militar de la alianza en su territorio. Emplazada en Mahón (capital de la isla de Menorca) será la tercera base en suelo español que dé apoyo logístico a la flota de la OTAN en el Mediterráneo, junto a las situadas en Rota y Cartagena.
Pese a la ubicación estratégica de Mahón (a menos de 400 kilómetros de importantes puertos como los de Marsella, Argel y Alguer), la noticia pilló por sorpresa al Gobierno insular, por cuanto la jefatura del Sector Naval de Islas Baleares se sitúa en la vecina isla de Mallorca, en la Estación Naval de Porto Pi, en Palma. Además, se da la circunstancia de que la isla de Menorca fue declarada por la UNESCO en 1993 Reserva de la Biosfera.
Las características del puerto de Mahón en principio permiten el atraque y fondeo de buques de la OTAN. Aunque modestas, sus instalaciones cuentan con grandes depósitos de agua, combustible e incluso depósitos subterráneos, pero la adaptación de todo el conjunto a las necesidades militares de la alianza supondrá una presión extra para la ecología del entorno, en tal alta estima por parte de la UNESCO. Tal será el precio de servir, por ejemplo, a la operación Sea Guardian, al margen de una nueva limitación a la soberanía del territorio español.
El anuncio de la nueva base de la OTAN en España, que aloja varias bases más terrestres y aéreas del bloque y de EEUU, coincidió prácticamente en el tiempo con la noticia de la próxima apertura de una base naval estadounidense en la Tierra de Fuego, en Argentina. Susana Oviedo, portavoz de la Plataforma Global Contra las Guerras, declara a Sputnik sentirse “triste y profundamente preocupada” por ambas noticias, que entiende como las “ínfulas y avance del imperialismo, del que la OTAN es su brazo armado”.
“Poner una base de operaciones en Ushuaia es aterrador. Y la cifra que se está invirtiendo en España en armas y artilugios de todo tipo para expandir la OTAN, ahora en Mahón, también. Es aterradora la fórmula económica que tiene actualmente el capitalismo para ganar fondos, que es a través de la guerra y las armas”, indica S. Oviedo.
Al respecto, Javier Martínez habla de “destrucción creativa” para referirse a esa fórmula de generar dividendos mediante conflictos armados. “Cuando el estallido de la crisis financiera en 2007, el gran capital se recolocó e invirtió en la industria de armamentos, en guerras y en la reconstrucción de lo destruido”, asegura. Y a tal fin, primero “se infla el mercado” con la publicitación de amenazas exageradas, encarnadas a su juicio primeramente por la “guerra contra el terror” de George W. Bush.
Y en la situación actual, la militarización de la UE “es clara”, sostiene este analista, al extremo de que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, de facto dicta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, las políticas a seguir.
“Mi gran preocupación y la de mucha gente es el relato que nos hacen, se ha fabricado un enemigo que justifica esas inversiones, inversiones que no dan a conocer en detalle. Porque si se observan con detalle, ves que es un dinero que sale del bolsillo del pueblo, de los impuestos, que se quita de gastos necesarios como la salud o la educación. Es nefasto”, explica S. Oviedo, que destaca la “peligrosidad increíble” que a la postre ha significado el avance de la OTAN.
“Porque prácticamente, como dijo el papa Francisco, se ha hecho ladrando a la puerta de Rusia”, añade Oviedo, cuya organización promete acciones informativas con “cifras y mapas”. La preocupación fundamental es “combatir el relato y la mentira, pues nos están conduciendo a una nueva Guerra Fría, armados hasta los dientes y recortando nuestros derechos”, concluye esta activista.
Fuente: Sputnik