El narciso silvestre: Belleza, aroma y sostén para las familias sirias

Durante los meses del invierno, esta flor se convierte en protagonista absoluta de las plazas y las calles en esta época del año, donde el color blanco y amarillo invade los balcones, ventanas y terrazas, con un aroma cautivador que embriaga todos los rincones.

Damasco, 17 feb (SANA) El monte “Sumac” es una de las montañas más escarpadas de Siria y la más difícil de escalar, y está ubicado en el extremo norte de la gobernación septentrional de Idlib.

Con la llegada del mes de diciembre, esta montaña se convierte en un destino para la mayoría de los lugareños de los pueblos cercanos para contemplar las flores de Narciso que aparecen entre sus dobleces.

A pesar de sus senderos peligrosos y agrestes, tanto los mayores como los menores suelen ir a recoger los narcisos y venderlos, ya sea en las calles a los transeúntes o en los mercados populares de la ciudad.

La palabra “narciso” proviene del griego ‘narkào’, cuyo significado en español es ‘narcótico’, debido al olor embriagador de sus pétalos.

Este tipo de flor espera las primeras lluvias a principios de octubre para brotar, y al cabo de veinte días florece de color blanco con un aroma maravilloso.

Durante los meses del invierno, esta flor se convierte en protagonista absoluta de las plazas y las calles en esta época del año, donde el color blanco y amarillo invade los balcones, ventanas y terrazas, con un aroma cautivador que embriaga todos los rincones.

Los vendedores ambulantes los venden en abundancia entre diciembre y abril, y sus carros con decenas de hermosos ramos de este tipo se han extendido por las callejuelas, los jardines y cerca de los mercados, exhibiendo ramos de narcisos.

Los niños de Narciso, una verdadera tragedia nacida del frío y la guerra en el norte de Siria

Decenas de niños sirios viven en el infierno de la ignorancia por tocarle vivir en zonas ocupadas por terroristas, ya que sus terribles circunstancias los obligaron a abandonar sus escuelas y trabajar para ayudar a sus familias.

Cada mañana, al amanecer, los niños de Idlib parten a recoger ramos de flores desafiando los peligros de las montañas, con el objetivo de obtener algo de dinero que les ayude a cubrir sus gastos.

La pobreza y las repercusiones de la guerra fueron la razón por la que la niña, Noha, de ocho años de edad abandonó la escuela, por lo que iba a recoger narcisos todos los días en la fría mañana y los vendía para mantener a su familia.

La vida amarga de esta inocente angelita nos recuerda la historia de la pequeña cerillera que se vio obligada a vender cerillas en los fríos días de diciembre.

El cruel padre de Anita, la protagonista de esta novela del escritor y poeta danés Hans Christian Andersen, es la misma guerra y desplazamiento que empujaron a Noha y a muchos otros niños sirios a abandonar sus sueños inocentes y trabajar en los momentos más duros y fríos en lugar de ir a sus escuelas y ejercer su derecho a la educación y construir su futuro.

El ciclo de vida del narciso es muy similar a la vida de los sirios, es una flor única en su belleza y fragancia en los días más fríos, mientras que el resto de flores mueren, esta es la condición de los sirios, resistiendo la guerra, la pobreza y el desplazamiento para ser un ejemplo vivo de resistencia y amor a la vida.

Por Watfeh Salloum/fm-ah

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