Muchos de los productos de cerámica exhibidos en museos y tiendas israelíes son de producción árabe y fabricados hace miles de años.
Damasco, 14 oct (SANA) Eran decenas de muchachas y sonreían de forma plástica. Vestían bordados tradicionales palestinos como si fueran prendas oriundas de “Israel” y degustaban el maamoul árabe en nombre de la ocupación.
Así el régimen sionista presentó ante las televisoras de todo el mundo la celebración del Concurso Miss Universo 2021.
El hecho demostró la intención colonial de apropiarse de la identidad palestina, pero no fue su única forma de profanación.
Desde hace más de 70 años, la entidad usurpadora lo roba todo: desde tierras hasta libros, desde piezas hasta las memorias de los pueblos, desde los sueños hasta las palabras…
Muchos de los productos de cerámica exhibidos en museos y tiendas israelíes son de producción árabe y fabricados hace milenios, según afirmaciones del ministro de Cultura palestino, Atef Abu Saif.
Entre estos sitios, la institución llamada “Tierra de la Biblia”, ubicada en la aldea de Lifta, exhibe piezas de origen desconocido u obtenidas de forma ilegal.
Junto al hurto de antigüedades, los ladrones de la ocupación falsifican hechos y realizan modificaciones a los sitios patrimoniales.
Destacan los daños a la Mezquita de Al-Aqsa, considerada el tercer santuario más sagrado del Islam y situada en la ciudad Al Quds (Jerusalén).
Hace 55 años los colonos iniciaron excavaciones bajo el centro religioso con el pretexto de buscar el Templo de Salomón.
Estas acciones recibieron condena internacional, no obstante, continuaron las perforaciones y en 2016 abrieron uno de los agujeros más grandes en presencia de su titular de Cultura, Miri Regev.
Durante las últimas décadas, los restaurantes de presunta tradición israelí llegaron a la mayoría de las capitales occidentales.
Sus menús ofrecen falafel, hummus, tomillo, kunafa, shawarma, pescados marinados y otros estilos completamente familiares para cualquier árabe.
Falsificar la historia para justificar las masacres hizo de Palestina la tierra prometida para los judíos que “regresaron al territorio de sus antepasados”, según dicen.
Sin embargo, los historiadores demostaron que los actuales habitantes no tienen sus raíces en los “hijos de ‘Israel'”. El viejo pueblo judío procedía de Mesopotamia y en su camino a la tierra santa se le unieron varias tribus de todo el mundo.
La civilización palestina, por su parte, es antigua, tiene 18 mil años, incluidos 11 mil años de historia escrita junto a las ruinas de Jericó.
Fuente: Al Mayadeen Español