El nacimiento del BRICS+ y el fin de la hegemonía de los países colonialistas

Damasco, 29 ago (SANA) Terminó la XV Cumbre de los BRICS y, en el futuro, será recordada como la reunión en la que se sentaron las bases para la verdadera descolonización de los países en desarrollo y el inicio del fin de la hegemonía occidental.

Por ello, este balance será escueto.

Se necesitarían miles de palabras más para dar cuenta de la importancia de lo ocurrido la semana pasada en Sudáfrica.

Una organización de desarrollo

El término BRIC fue acuñado por el entonces economista en jefe de Goldman Sachs, Jim O’Neill, en 2001.

En su reporte sugirió la agrupación de los cuatro países emergentes como un contrapeso al sistema de gobernanza global que había llegado a un límite.

En ese entonces, pronosticó que las economías de Brasil, Rusia, India y China superarían a las del G7.

En resumido, la idea del BRIC quedó en el aire, pero frente a las frustraciones de estos países con un mundo moldeado a semejanza occidental, llevaron la sugerencia de O’Neill a la realidad.

La primera cumbre del grupo fue en 2009 y en 2010 tuvo su primera expansión, con la adhesión de Sudáfrica. Así nació BRICS.

BRICS ha sido, desde sus inicios, una plataforma para los países de la periferia de Occidente que buscan tener mayor peso en el mundo.

Su funcionamiento tiene ciertas características que suelen ser dejadas de lado y, sin las cuales, es imposible entender la agrupación y lo que significa para el orden internacional existente.

El bloque BRICS siempre ha funcionado por consenso.

Esa creencia de que la competencia por votos genera el mejor resultado político es algo puramente occidental.

Para los latinoamericanos imbuidos en las lógicas de la democracia liberal y en sociedades profundamente polarizadas, esto nos suena a un imposible, pero en Asia, es la forma predominante de hacer política.

Puede que no sea la más eficiente porque no es fácil llegar a acuerdos, pero sí la más sostenible.

El ‘leitmotiv’ del BRICS es el derecho al desarrollo de todos los pueblos y poder hacerlo de manera soberana sin interferencias de otros en asuntos internos.

Otro aspecto importante es que la diferencia es vista como una ventaja.

Como alguna vez dijo el internacionalista singapurense Kishore Mahbubani, mientras las organizaciones europeas dicen “para unirse tienes que ser como nosotros (…) en Asia decimos que, justamente, porque somos diferentes, tenemos que unirnos”.

El ‘leitmotiv’ del BRICS es el derecho al desarrollo de todos los pueblos y poder hacerlo de manera soberana sin interferencias de otros en asuntos internos, siempre basándose en la lógica ganar-ganar, el respeto mutuo y la apertura.

El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa describió de manera precisa al BRICS como un conjunto de países donde hay “diferentes miradas, pero una visión compartida para un mundo mejor”.

En ese sentido, el bloque BRICS no se parece a ningún grupo, ni pretende hacerlo.

Se basa en objetivos claros, pero que ante los retos externos va cambiando de estrategia. Desde su formación, ha ido adaptándose a las nuevas demandas que la realidad les presenta.

De este modo, es una organización de la que, probablemente, siempre tengamos más incertidumbres que certezas.

La urgente desdolarización

Desde que EE.UU. sacó el dólar del patrón oro, ha utilizado su moneda como un arma.

La locura sancionadora de EE.UU. y sus aliados se ha desatado al punto de que casi un tercio de la población mundial vive en un país sancionado.

Las guerras económicas emprendidas por Occidente han sido el mayor catalizador para que los países busquen opciones para reducir la dependencia del dólar.

Cabe anotar que desdolarizar no significa la desaparición de esa moneda, sino su reducción en el mercado internacional.

Las discusiones sobre desdolarización no son nuevas, pero fue la operación militar especial la que activó el sentido de urgencia entre los países del Sur global, incluyendo los BRICS.

Las guerras económicas emprendidas por Occidente han sido el mayor catalizador para que los países busquen opciones para reducir la dependencia del dólar.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue el primero en plantear una moneda común.

La propuesta es en realidad de una unidad de cuenta destinada al comercio entre los miembros, algo muy distinto al concepto del euro.

Esta propuesta es la que más eco tuvo en la prensa, pero está muy lejos de hacerse realidad y puede que nunca suceda.

La posibilidad de comerciar en monedas locales y desarrollar sistemas de pagos paralelos parece tener más aceptación.

Hasta antes de la cumbre en Sudáfrica, todo estaba en el plano de las ideas. Lo importante es que ya se tomó la decisión oficial: la desdolarización se hará realidad.

Se ha encargado a los ministros de Finanzas trabajar durante los siguientes meses en propuestas de mecanismos de pago entre monedas locales. Los resultados los veremos en la siguiente Cumbre, a celebrarse en Rusia.

La necesidad de extenderse: el nacimiento de BRICS+

Por mucho que algunos de los miembros insistan en que BRICS no es un bloque anti-Occidental, lo cierto es que sus acciones siempre serán leídas, desde EE.UU., como una amenaza a su hegemonía.

Por eso, mientras el grupo creció en importancia, sus miembros más frágiles, Brasil y Sudáfrica, han sido embestidos por presiones estadounidenses e intentos de guerras híbridas.

Por otro lado, las tensiones entre India y China siempre han sido la piedra en el zapato del bloque.

Además, el intento de India de hacer un balance entre sus aliados occidentales y los BRICS constantemente despertó dudas sobre su posición frente al grupo.

Mientras el grupo creció en importancia, sus miembros más frágiles, Brasil y Sudáfrica, han sido embestidos por presiones estadounidenses e intentos de guerras híbridas.

El bloque BRICS era vulnerable económica y políticamente, por lo que, junto con la desdolarización, necesitaban más miembros para tener más peso en el mundo. Por eso nació BRICS+.

Los entredichos del proceso de elección ya no son importantes. El resultado fue la invitación a seis países que nos dan alguna idea de hacia dónde podría ir el grupo.

Primero, vemos el énfasis en Asia occidental.

La inclusión de Irán y Arabia Saudita busca fortalecer el acercamiento entre ambos ocurrida hace unos meses.

A ellos, se suman los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Esto no solo obedece a criterios geográficos sino energéticos.

Con las inclusiones asiáticas, BRICS+ incluirá, por un lado, a tres miembros de OPEP+, y por otro, a Irán, uno de los mayores productores de gas.

Fuente: RT

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