También son “una mancha” las armas de fuego que proliferan aquí sin control y llevan a extremos la violencia, una “epidemia que desangra” a la nación, algo que admitió el propio mandatario.
Damasco, 16 may (SANA) Estados Unidos volvió a conmocionarse por otro tiroteo masivo que esta vez, motivado por el odio, dejó 10 muertos en un supermercado de Nueva York, una “mancha en el alma” del país, según el presidente Joe Biden.
También son “una mancha” las armas de fuego que proliferan aquí sin control y llevan a extremos la violencia, una “epidemia que desangra” a la nación, algo que admitió el propio mandatario.
Resulta triste leer en los informes de medios locales que el perpetrador de la masacre fue un joven de apenas 18 años que al momento de ejecutar su acción llevaba un chaleco antibalas y empuñaba un fusil de asalto AR-15.
En una ceremonia anual ayer en el Capitolio dedicada a policías caídos en cumplimiento del deber, Biden –que viajará mañana a Buffalo- dijo que oró por los que fueron baleados «por un hombre armado solo, que portaba armas de guerra y un alma llena de odio», y por sus familias.
«Debemos trabajar todos juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos», enfatizó al lamentar que «nuestros corazones vuelven a estar apesadumbrados».
Mientras la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul describió el crimen como una «ejecución de estilo militar» y subrayó que los mensajes racistas se están «extendiendo como un incendio forestal», especialmente en Internet.
«Debemos abordar el flagelo de la violencia armada y finalmente prohibir las armas de guerra en nuestras calles», expresó por su parte el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer, líder de la mayoría en la Cámara Alta del Congreso.
Sin embargo, hasta ahora los esfuerzos en el Capitolio para endurecer las leyes para el control de estos artefactos generalmente no avanzan o se quedan cortos, pues existe la oposición del fuerte lobby de la Asociación Nacional del Rifle.
Para el legislador el trágico suceso es también un ejemplo de racismo que es como «el veneno de Estados Unidos», añadió.
El atacante, identificado como Payton Gendron, abrió fuego contra los clientes de un Tops Friendly Market el sábado, donde además de los fallecidos hirió a otras tres personas. Del total de víctimas 11 eran personas negras.
«Las pruebas descubiertas hasta ahora no dejan dudas de que se trata de un crimen de odio absolutamente racista», afirmó el comisario de policía de Búfalo, al oeste del estado de Nueva York, Joseph Gramaglia, al comentar a los periodistas que el sospechoso hizo un «reconocimiento» previo de la zona.
Las pesquisas preliminares arrojaron que Gendron condujo desde su ciudad natal, Conklin, a más de 322 kilómetros de distancia, para llevar a cabo la matanza.
Entretanto, el alcalde de Buffalo, Byron Brown, consideró que el agresor fue allí «con el propósito expreso de acabar con todas las vidas negras que pudiera».
Gramaglia apuntó que el implicado tenía antecedentes de «amenazas generalizadas» realizadas el pasado año en su escuela secundaria, por lo cual la policía lo remitió a un hospital para una evaluación de salud mental de la que salió luego sin contratiempos.
Brian Levin, director ejecutivo del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo en la Universidad Estatal de California en San Bernardino, alertó hace poco sobre la tendencia alcista en los delitos hasta el primer trimestre de 2022.
Advirtió que se registró un aumento de los incidentes de prejuicios en un promedio del 30 por ciento en 15 grandes ciudades y es probable que esta curva ascendente continúe.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés) define los delitos de odio como aquellos motivados por el sesgo del perpetrador contra una raza, religión, discapacidad, orientación sexual, etnia, género o identidad de género.
Stephen Belongia, agente especial de la oficina del FBI en Buffalo, informó que el hecho se pesquisa como un «crimen de odio» y un «caso de extremismo violento por motivos raciales».
La víspera los residentes de Buffalo celebraron vigilias y el estado de Nueva Tork decretó duelo oficial en homenaje a las víctimas. Las banderas ondean a media asta.
Pero la sucesión de violencia es indetenible. Horas después de la tragedia, en California, una balacera en una iglesia al sureste de Los Ángeles provocó un deceso y cuatro lesionados graves, declaró el Departamento del Sheriff del Condado de Orange.
En lo que va de año, alrededor de 16 mil personas murieron en el país por causas asociadas a las armas de fuego y los tiroteos masivos suman 199, de acuerdo con estadísticas de la organización Gun Violence Archive.
Mientras la matanza en Buffalo evocó otros ataques racistas. Aún están abiertas las heridas en Carolina del Sur donde un joven blanco mató a nueve fieles en una iglesia en 2015 y en Texas, donde también un hombre de igual raza acabó en 2019 con la vida de 23 personas, la mayoría latinas.
Fuente: Agencia Latinoamericana de Noticias (Prensa Latina)