Damasco, SANA
Cinco años han pasado desde la partida física del arqueológico sirio, Khaled al-Asaad, quien dedicó más de cincuenta años de su vida a la historia y antigüedades de la ciudad de Palmira.
El mártir al-Asaad fue decapitado el 18 de agosto de 2015 por los bárbaros de la organización terrorista “Daesh” después de haberse negado abandonar su ciudad natal y rechazar guiar a los terroristas a sus tesoros y reliquias.
El arqueólogo nació en 1936, se graduó de la Universidad de Damasco y pronto comenzó a trabajar en Palmira. En 1963, fue nombrado director del Museo y Antigüedades de la ciudad y mantuvo este cargo durante más de cuarenta años hasta 2003.
El mayor hito del mártir, que asombró al mundo entero y alentó a los turistas a visitar a Palmira, es el proyecto urbanístico de la antigua Palmira entre los años 1962-1966, a través del cual descubrió la mayor parte de la Calle Larga y la plaza de Tetrápilo, donde utilizó medios primitivos, inclusive animales, para levantar a sus columnas esparcidas en toda la antigua ciudad y erigirlas tal como estuvieran durante los tiempos de la reina Zenobia.
Asimismo, descubrió varias tumbas antiguas y la estatua “la Bella de Palmira” considerada como una de las obras más hermosas del mundo.
No solo fue antropólogo y arqueólogo sino también traductor, donde participó en la traducción de manuscritas en arameo y el idioma de los oriundos de Palmira.
Por su trascendente gesta, al-Asaad recibió Órdenes del Mérito de Francia, Polonia y Túnez, así como publicó varios libros y artículos en diferentes idiomas, los cuales se han convertido en una referencia para todos los arqueológicos e investigadores del mundo.
El legado que dejó el “Guardián de Palmira” ha traspasado las fronteras de Siria, hecho por lo cual todos los museos y centros culturales de Italia arrían sus banderas en el aniversario de su asesinato para rendir homenaje a esta figura extraordinaria.
L.A.