La mujer siria: más allá de mitos y falacias

Damasco, SANA

“SI TU APOYO A LOS “REBELDES MODERADOS” SALAFISTAS Y SU “REVOLUCIÓN” PRIMAVERAL DE LA OTAN, ERA POR LIBERAR A LAS MUJERES, DEFINITIVAMENTE, TE EQUIVOCASTE DE BANDO”

“En 1949 se concede el derecho al voto y a la participación política para las mujeres sirias”

“La Constitución de 1975 obliga al Estado a eliminar todos los obstáculos para el desarrollo de la mujer y a garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”

“Las mujeres sirias, antes de la guerra, ocupaban el 73% del empleo público; además en 2008, eran el 46% de los inscritos universitarios”

La imagen de la mujer árabe en occidente está cargada de eso que llaman “islamofobia”, que es una tara de herencia colonial propia no solo de la reacción sino también de la “izquierda” occidental. Hablando en plata, supone una demostración más de lo extremadamente racista y supremacista que es también cierto discurso “buenista” de cierta “izquierda” occidental y como sirve de ayuda a la propaganda imperialista hoy en día.

Convertir a las mujeres de lo que entendemos como países árabes (a veces ni siquiera son árabes) en una caricatura a la que “salvar” de sí misma, ajena a ningún contexto o desarrollo, ajena a la realidad y a su propia historia; y que a través de ese juego simbólico nos hagan tragar con las guerras que desde nuestro avanzado occidente hacen contra esos pueblos, calmando a su vez nuestras conciencias con una macabra idea de que eso servirá para el progreso o el avance.

Lo cierto es que las guerras no “empoderan” a nadie y sin embargo en contraposición los estados que han podido desarrollarse han sido los que más han ayudado a crear, al menos internamente, sociedades más igualitarias. Empezando por las metrópolis que se desarrollaron a costa de explotar y oprimir a los otros y que con ello garantizaron mayores dosis de igualdad social en su territorio.

Porque el progreso y el avance implican un trabajo conjunto de todos los sujetos de una sociedad para que verdaderamente se pueda manifestar como desarrollo. Y a su vez, porque un Estado soberano puede saciar las necesidades materiales que originan gran parte de las opresiones, al menos en primera escala. Por tanto, si lo que nos preocupa es que en Siria y en otros pueblos puedan gozar de mayores dosis de igualdad social, lo primero será garantizar que esos Estados puedan por tanto desarrollarse y para eso debemos exigir que sean soberanos.

Antes de empezar dejar claro que no estoy negando que en Siria exista machismo, existe. Como existe en todas las partes del mundo. Lo que es absolutamente falso es que no se trabaje y no se haya trabajado y con éxito para ir poco a poco erradicándolo. Exactamente igual que en muchos otros países y con el triple de inconvenientes. Lo que tampoco es cierto es que sea un caso especial, de una violencia mayor, o de un calado social estructural y extendido. Y es este uno de los mitos y falacias que se deben erradicar.

Por tanto, si tu apoyo a los “rebeldes moderados” salafistas y su “revolución” primaveral de la OTAN, era por liberar a las mujeres, definitivamente, te equivocaste de bando.

La mujer siria antes de la guerra

En la década de los 40 del siglo XX las mujeres sirias (así como muchas mujeres en los distintos países árabes) participaron activamente en las huelgas en contra de la colonización.

El 17 de abril de 1946 las tropas francesas abandonan territorio sirio declarándose oficialmente la independencia del país. Solo tres años después, en 1949 se concede el derecho al voto y a la participación política para las mujeres sirias. En la década de los 50, Thuraya Al-Hafez ya presenta candidatura al parlamento sirio, mientras que Adila Bayhum inicia las reuniones de la Unión de Mujeres sirias.

Elecciones 1953

Desde 1961 además la mujer tiene el mismo derecho de acceso a la judicatura y puestos de funcionariado.

La Constitución de 1975 obliga al Estado a eliminar todos los obstáculos para el desarrollo de la mujer y a garantizar la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Así se producen otra serie de reformas que mejorarán considerablemente la vida de las mujeres sirias.

Se abre la participación al Poder Judicial, desde 1975 tanto en derecho civil, penal como comercial. La participación de las mujeres en los Consejos Locales representa el 22 % de los integrantes de los mismos y en los sindicatos es del 20 %. El Comité nacional para los asuntos referidos a la mujer diseñó una estrategia nacional a partir de la década de 1980 para la emancipación de la mujer: como resultado se logró el 30 % de participación femenina en 2005 en los puestos de toma de decisiones. A nivel de representación política, Hada Half Abás, presidió el parlamento sirio hasta hace relativamente poco.

Las mujeres sirias, antes de la guerra, ocupaban el 73% del empleo público: más de 58 % del funcionariado de ministerios y administraciones, pero sobre todo destaca su presencia en la educación: El 63% del profesorado de primaria, el 43% de secundaria y el 15% en la Universidad.

Deportistas años 70

Se crea la Academia militar femenina desde la década de los 80, lo que supone el ingreso de las mujeres tanto en las fuerzas armadas sirias como en la Academia de Policía.  Hay siete mujeres de categoría de General de Brigada y una de División.

En el plano de la educación, con la llegada de Hafez Al-Assad se impuso legalmente la educación obligatoria para todos los niños y niñas hasta los 15 años. A su vez se implementó el Apoyo a las Familias para madres que en la actualidad es equiparable en derechos de baja, subsidios etc a países europeos como el Estado Español.

Las reformas educativas y los planes de implementación del empoderamiento femenino en 1987 ya suponían que el 85% de las mujeres sirias estuviesen inscritas en Centros Educativos (Según datos de la Biblioteca del Congreso de los EEUU); en 2008, previo a la guerra, las mujeres ocupaban el 46% de los inscritos universitarios.

Debido al aumento de la presencia femenina en la vida pública y política del país y a las mejoras educativas y de formación según datos del Banco Mundial desde la década de 1980 hasta el inicio del 2000 la tasa de empleo femenino se duplicó en Siria.

Problemáticas históricas y actuales de la mujer en Siria

La República Árabe Siria es como ya sabemos un país complejo, a la diversidad religiosa se le une una diversidad étnica y de pueblos que conviven dentro de su Estado. A su vez, como ocurre en todas las partes del mundo hay una separación sociológica entre las zonas rurales y las ciudades. En el caso de Siria por tanto no ha sido una labor sencilla abarcar la implementación de medidas por la emancipación social de las mujeres dentro de toda esta complejidad.

Mapa diversidad étnico-religiosa en Siria

En 2007 un Informe del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer felicitaba al gobierno por el establecimiento de la Comisión Siria de Asuntos de familia, órgano nacional para el adelanto de la mujer y la Dirección del Desarrollo de la Mujer del medio rural, dependiente del Ministerio de Agricultura. Destacando la inclusión de políticas activas para la emancipación de la mujer dentro de los planes quinquenales noveno y décimo de la República Árabe Siria; y en relación directa con el avance de la emancipación femenina en las zonas rurales.

Este informe y al que le da respuesta, presentado por el gobierno sirio, son indicadores efectivos de esa división social existente entre una zona urbana (donde están las grandes urbes como Alepo o Damasco) y donde se concentra la mayor parte de la población; y el vasto territorio interior y rural donde conviven formas de vida tribales (de distintas comunidades) y donde se mantienen prácticas de poligamia, de matrimonio infantil etc. Esta división, en efecto, repercute de forma directa en el desarrollo de la emancipación de las mujeres en Siria.

La República Árabe Siria es un Estado multiétnico y multirreligioso, que con éxito ha conseguido crear un proyecto soberano y de desarrollo en una zona donde esa diversidad no siempre ayuda a la concordia sino más bien al subdesarrollo debido al eterno conflicto potenciado siempre por los aún vigentes intereses coloniales o imperialistas.

Así no es una tarea sencilla coordinar medidas de acción para el desarrollo que puedan ser asumidas sin conflicto por determinados grupos sociales. Pese a ello hay que destacar que progresivamente la apuesta de los gobiernos sirios ha sido equilibrar la defensa de esa diversidad y la consecución de derechos para todos los habitantes de Siria. Insisto no es una tarea sencilla ni es un proceso del que se puedan esperar resultados de forma inmediata.

Si el deseo es apostar por la total emancipación de las mujeres sirias la apuesta es clara, hay que trabajar incesantemente por el fin de las sanciones y la guerra. Y no caer, en trampantojos de Washington, como la “revolución” de falsa bandera de Rojava, que merece y tendrá un artículo aparte.

Fuente: Revista la Comuna

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