Damasco, SANA
No extrañaba la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de cesar las ayudas a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la sombra de una pandemia mundial que cosecha miles de vidas y encierra a centenares de millones en sus casas, y en un momento en que dicho organismo necesita una mancomunada acción frente a la propagación del COVID-19 y dado que la OMS es el marco catalizador de la cooperación internacional en situaciones como esta.
Las administraciones estadounidenses han acostumbrado castigar a cualquier entidad o organismo internacional que no actuara según la agenda norteamericana o cuando toma una postura independiente de las políticas occidentales hacia alguna cuestión internacional, y hemos aquí al presidente de EE.UU. suspendiendo la financiación de la OMS acusándola de opacar la “falta de transparencia por parte de China en cuanto a la propagación de la pandemia mundial”.
Castigar a la Organización Mundial de la Salud no es la primera posición estadounidense en contra de las organizaciones internacionales, pues antes de esto Washington tomó la decisión de cesar la financiación de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) castigando con ello a millones de refugiados palestinos que dependen de los servicios de la agencia en la Ribera Occidental (Cisjordania), la Franja de Gaza, Jordania, Siria y Líbano.
La decisión norteamericana contra la UNRWA no es más que una postura política que tiene como trasfondo la identificación de EE.UU. con Israel en sus presiones a los palestinos para despojarlos de sus derechos legítimos, y viene a raíz de la decisión de Washington de trasladar su embajada a Jerusalén ocupada que provocó reacciones palestinas en rechazo a la decisión yanqui que simple y llanamente es un intento de liquidar los derechos palestinos legítimos por el bien del ocupante israelí.
La presión estadounidense a los organismos internacionales varía desde la suspensión de financiación a la presión política a sus directores para adoptar posiciones favorables a las políticas norteamericanas, pues EE.UU. quiere aprovechar la propagación de la pandemia del coronavirus para presionar a China en marco de su guerra económica contra el dragón amarillo.
Con la cesación de la contribución a la UNRWA, Washington pretende presionar a los palestinos para que acepten el plan estadounidense llamado “Acuerdo del Siglo” que roe sus derechos y futuro estado avalados por las resoluciones internacionales al respecto.
EE.UU. ha tenido éxito en sus presiones a muchas organizaciones internacionales convirtiéndolas en un instrumento dócil en sus manos manipuladoras.
La hegemonía norteamericana a los organismos internacionales no podrá continuar, a saber que existen otras grandes potencias como Rusia y China que se mueven con fuerza para frenar la instrumentalización estadounidense de dichos organismos para fines políticos propios.
Por Abdulrahim Ahmad
Fuente: Diario sirio Al-Thawra
Traducción de la Agencia Árabe Siria de Noticias (SANA)
R.SH/F.M